Hendrix/ Caracas 13 de enero de 2012.
Me
acusaron muchas veces de ser como tú,
atrapada
en mis quimeras y mis letras.
¡Artista!
Escupieron.
¡Bohemia!
Insultaron.
Oculté
muchas veces mis orejas como ovnis
y
miré mis manos y mis piernas
¡Idénticas!
Sentenciaron.
Y
aún así yo no sabía bien quién eras.
Te
busqué en un obituario amarillo.
En
el rojo de tus amigos.
En
el sepia de una mirada perdida.
En
el negro de un olvido.
En
la niebla de tus utopías incumplidas.
Pero
siempre faltaba más de una pieza.
Demasiados
vacíos.
Y
silencios.
Y
conjeturas.
Y
acertijos.
Inasible
y ajeno.
Indescifrable
como tu letra en ese cuaderno perdido.
El
Poeta, el Diablo, el único Ledezma que ha servido...
Mi
padre. Ese extraño incomprendido.
Mi
propio y personal poeta maldito.
El
Jimi Hendrix de mi hastío.
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