viernes, 7 de enero de 2011

PREOCUPADA POR UNA ARRUGA...

Gorda y opulenta cual modelo de Rubens, profunda y desafiante cual poema de Huidobro me mira la arruga que desde hace semanas se ha instalado en mi entrecejo. Ya tiene tanto tiempo allí que me provoca darle un abrazo de Feliz Año. Pero me niego a hacerlo porque lo que me provoca es gritarle a los expertos: ¡Vengan! ¡Expropiènme esta arruga de 3 habitaciones y dos baños! ¡No la quiero!

Sé que algunos de mis amigos pensaràn que ahora me dedico a la idiotez y a la superficialidad. Puede ser. Pero quiero defender desde estas líneas un nuevo derecho humano: el derecho a la Libertad de Preocupación. Quiero ser libre para preocuparme por lo que me dé la gana y, del montón de opciones disponibles, elijo preocuparme por algo sobre lo que SI tengo algún control: MI arruga.


Por ahora (y subrayo el por ahora), no puedo hacer nada por Jonathan Serrano que es seropositivo y tiene más de un año sin medicamentos en no recuerdo ya que cárcel, tampoco tengo demasiada influencia en el caso de María de Lourdes Afiuni y su actual estado de salud, ni en el de Mazuco, ni en el de Pillieri. Ni puedo hacer demasiado por los damnificados tras las lluvias de diciembre, ni por la mayoría trituradora que amenaza desde la Asamblea Nacional. Ni hablar de los niños que en Afghanistán viven la peor infancia posible según la UNESCO o de las amenazas que se ciernen sobre el Océano Ártico ahora abierto a la navegabilidad...


No es que ello signifique que voy a cruzarme de brazos y a dejar que otros construyan el mundo que quiero por mi (especialmente porque no lo están haciendo), significa que en la inmediatez, mientras diseño una mejor estrategia, elijo la preocupación que puedo atender.

Y es que, quizás precisamente por carecer de control, -de voz y voto que sea escuchado-, nació mi arruga. Una arruga, que dicho sea de paso, parece haberse instalado no sólo en mi frente sino en mi corazón y hasta en el alma. Porque es cierto a veces la impotencia termina convirtiéndose en arruga política, emocional, espiritual... En una arruga hermosa y sin complejos que quizás, después de todo, si se merece su abrazo de Feliz Año.

Lo que ella no sabe, mi arruga, es que me voy a dejar de cremitas y mascarillas para pasar a medios más radicales y violentos. Si. Estoy pensando en el veneno duerme-arrugas. Pienso que si fuésemos verdaderamente democráticos no sería una droga al alcance exclusivo de los dermatólogos. Debería ser de libre circulación. Sería experta en apenas semanas. Y, quizás, quien sabe, pueda aplicarle un poquito a la arruga que el 2010 me dejó en el corazón.

Aunque, tal vez -sólo tal vez- me convenga reconciliarme con MI arruga, esa que casi baila reggaeton en mi frente, esa que nadie quiere venir a expropiar, esa que se burla de mi desde el espejo....Quizás esa sea una buena resolución de Año Nuevo: dejar que mi arruga, libre y anárquica continúe su perreo....lo pensaré.

Tal vez hasta decida ponerle nombre.