viernes, 31 de julio de 2009

LA CULPA ES DE OSMEL

Ultimamente me siento francamente fea. Gorda. Fuera de forma. Fea, pues. Me salva que todavìa, en un alguna esquina de mi cerebro y de mi cuerpo, aùn me siento sexy y femenina. Pero, la verdad es que me siento fea con F de ferocidad.

A pesar de este estado de animo que, lo juro, no està en mi mente, sino màs bien bastante instalado en mis ahora demasiado generosas curvas, camino impunemente por las calles de Trieste. Eso me hace sentir aùn peor. Estas mujeres son absolutamente gloriosas. Bellisimas. Bronceadas. Longilineas. Sensuales. Con caras extrañamente bellas y armoniosas y cuerpos casi etèreos. Atlèticas. De mala ostia, si, pero ese es casi un detalle superfluo.

Y aqui estoy yo, osando caminar por este Olimpo para hombres (y mujeres, por què no?) con mi muy terrena presencia. Con mi Caribe hacièndose sentir en mis movimientos y mis maneras un tanto demasiado voluptuosas, preguntàndome, quièn le diò permiso a Osmel Sousa y a Joaquin Riviera de convencernos, a todas las venezolanas, de que somos las mujeres màs bellas del globo? Què mito tan absurdo!

Partiendo de una premisa falsa hemos construido una autoestima que alimenta la industria estètica nacional pero que tambièn nos ayuda a sobrevivir en ambientes tan hostiles como en el que ahora me encuentro: demasiada belleza junta puede provocar una subida de envidia intolerable hasta para el màs malèvolo de los seres.

Y es que no tengo ningùn problema en reconocerlo. Ademàs de feìsima, estoy envidiosìsima. Celosa. ¿Còmo rayos se puede ser tan bonito? Es una injusticia divina desde luego, porque la loterìa genètica es obra de Dios y sus caprichos.

Y la verdad es que no me consuela aquella tesis de que la belleza està en los ojos de quien la mira o que la belleza es relativa o que hay muchos tipos de belleza o que sè yo. No estoy hablando de sensualidad, ni de sex appeal. Sè que tengo abundantemente de los dos. Afortunadamente. Hablo de belleza clàsica, de simetrìas, de cualidades casi celestiales que nos separan a las comunes mortales de las Diosas.

No sè si estas mujeres que caminan por Trieste son Diosas, pero, desde luego, yo me siento cada vez màs mortal.

Cuando regrese necesitarè terapia. Pero ni me preocupo: le mandarè la factura a Osmel.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dificil contestar a una mujer tan convencida.

Ademàs que las mujeres (voy a echarme en ese juego machista-sexista), las que tienen una vista del carajo, averigüan cada centimetro de su propio cuerpo, cada rincon prohibido a los humanos y a los dioses también, en busqueda de la perfecciòn.

Y de sus bocas salen palabras de amargura, de tristeza para no encontrarla: esperan reconfortarse con la ternura y el cariño del novio, la imparcialidad de los amigos, la pasiòn del amante, la mirada fugaz y càlida de un hombre en la calle que le transmita su deseo.

El viejo continente està muriendo.
Lo que le queda es la belleza exterior, porqué mas adentro, donde tubieran que estar valores, amor, risas de niños y esperanza, hay un desolado desierto.

Asì que cuando veo una una caribeña con su amable terrena presencia, con sus maneras voluptuosas, con sonrisas genuinas, con solicitudes de amor y cariño, con ojos de niña, con abrazos que aturden, con esta aura de feminidad que se esparce todo a su alrededor (les aseguro, señores y señoras, que puedo oler el perfume de esta etérea aura) la sangre se me calienta, el svadhishthana chakra se mueve aùn mas y ruge.
Asì que todas las supuestas imperfecciones se transforman en formas de querer, cariciar y amar.

Y de pronto me sale la tristeza.
Para Osmel Sousa y Joaquin Riviera que supieron ver solo ese mortal empaque, perdiendo los colores del alma de estas criaturas del Caribe.

"La belleza està en los ojos de quién està listo para verla."

Desde su castellano patchwork
Maks

Euridice Ledezma dijo...

Tienes razòn, Max, es triste que Osmel y Joaquin solo alcanzaron a edificar el mito alrededor de una belleza exterior plàstica y un tanto prefabricada.

Gracias por recordarme lo verdaderamente importante, pero, opr si acaso, intento hacer dieta :)

Beso,

Eu

Anónimo dijo...

Lo siento.
Como imaginar que mi comentario hubiera podido desatar tantas solicitudes!

Vamos a ponerlas en orden: saquen el nùmero, hagan tres colas y esperen.

Primera cola: todos los ombres que quieren conocer a esas diosas de Trieste, vamos a brindarle informaciones para dormir, comer, recorrer, conocer.

Segunda cola: todos los hombres caribeños que quieren saber donde estan las caribeñas con las cualidades mencionadas (amable terrena presencia, maneras voluptuosas, sonrisas genuinas, solicitudes de amor y cariño, ojos de niña, abrazos que aturden, aura de feminidad).

Tercera cola: todas las mujeres caribeñas que no encuentran un hombre que se entere de sus cualidades, las que se mencionan en el punto dos. Para ellas lo siento: ya estoy comprometido y tiernamente enamorado (de una caribeña, por supuesto).

Soluciòn:
Segunda y tercera cola: se volteen y se miren a los ojos. Miren mas allà del empaque y veran lo que necesitan.
RESUELTO !

Primera cola: en espera que entiendan y se metan en la segunda cola.
EN ESPERA…

Desde su castellano patchwork
Maks

Anónimo dijo...
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