domingo, 3 de febrero de 2019

El día en que el gas se acabó...


I.
No hubo gas. Ni represión. Ni detenciones. Nadie fue perseguido, violentado, amenazado por disentir, por protestar. El Foro Penal, esa ong imprescindible, heroica, fundamental, lo expresó en un tuit escueto, sin aspavientos.

Tienen idea de lo que eso significa? De lo trascendente y sintomático de ese cambio?

Pienso en la Ley de Amnistía. En la cantidad de pancartas dirigidas a la FANB que desfilaron ayer por Caracas, por el país entero.

Yo, la escéptica, la curtida, la que ya no cree en nadie, creo.

II.

Nunca vi una sonrisa igual, una alegría así. Su felicidad brotaba de cada célula de su cuerpo. Le pregunté: "usted cree que esta vez si? Sus ojos brillaron: Si va! Está seguro? insistí buscando algún resquicio de duda. Si. Si va! y su pequeno y famélico cuerpo moreno se sacudió con un corrientazo de esa alegría colectiva que estremeció al país este 2 de febrero. Se fue empujando su carrito de helados por la principal de Las Mercedes.

Resulta que la alegría estaba allí agazapada. Oculta tras ese manto gris de tristeza, apatía y desamparo con el que nos cubrió la Revolución. Especialmente en estos últimos a;os. Los terribles y trágicos a;os de Nicolás Maduro. El legado.

Pero es que si cuando luchábamos con rabia, con una rebeldía sorda, con una furia te;ida de dolor e impotencia, sonreíamos para las fotos. Y nadie comprendía como podíamos protestar bailando, imagínense ahora, que la alegría, la esperanza nos tomó por asalto.

"Queremos guisky. Queremos ron. Que no se meta con la cerveza ese guevón" gritaba un grupo que bailaba por la Francisco de Miranda. Venían de La Urbina. Ese era el tono. Ese el estado de ánimo del país. Enganchado, aferrado a esta última posibilidad como aferrado está el tirano y su élite al poder.

Aún no hay cese de usurpación. Y eso me inquietaba, me inquieta profundamente pero ahora si: I'm a believer. Esta vez, si.

III.

No sé si hemos aprendido o estos a;os pasarán como una pesadilla oscura, tenebrosa. Espero que si. Que los muchachos, los ni;os, los adultos que entregaron sus vidas tras un escudo de cartón o por falta de dialisis o alimentos se enorgullezcan de nosotros allá donde se encuentren. Pienso en Bassil yendo a su primera manifestación o en Neomar con su sabiduría adolescente o en Geraldine en el porche de su casa o en Diego Arellano sonriéndole a Dios. Pienso en los presos políticos que no comenzaron con la tiranía de Maduro porque allí está Iván Simonovis y los agentes de Polichacao para atestiguarlo. La persecución comenzó antes. Mucho antes. Desde el principio. Cuando asesinaron cantidad de dirigentes campesinos y sindicales. Cuando la Revolución justificaba todo. Pienso en los estudiantes que fueron objeto de violencia sexual y pienso en todos nosotros que hemos padecido durante a;os la violencia verbal, política y económica más persistente y tenaz de nuestra Historia reciente.

Durante estos a;os áridos, terribles se cerraron los pocos medios de comunicación social independientes que quedaban. Se llevó la censura a extremos inimaginables. Se persiguió, detuvo y acorraló a periodistas.Pero no fue, ni de lejos, el único gremio maltratado. Si no que lo cuenten los médicos, los profesores, los abogados, los enfermeros.

Durante estos a;os áridos, terribles fueron los primos, los amigos quienes tomaron en sus manos la responsabilidad de cuidar de sus afectos. Enviaron cajas con alimentos y medicinas, enviaron remesas, llamaron, cuidaron, nutrieron. Esa Venezuela portátil, itinerante, de corazón enorme y generoso cuidó desde lejos a su cuna y a su gente. Como no sentirse eternamente agradecidos por eso? Seguirán haciendo falta. Todavía esto no está listo. Pero les digo algo: Los que quieran, tengan la certeza, podrán volver.

IV.

Juan Guaidó es un rockstar. Euforia, alegría, entusiasmo. Ayer estaba ronco. El mar de gente era tal que cuando llego cerca de la tarima le quedan apenas 7 minutos de discurso: "el momento es ahora. Si se puede". Y la gente jura. Parece que a Guaidó le gustan los juramentos. Le bajo dos a mi siempre crítica postura y veo los rostros de la gente: felices, esperanzados, convencidos.

Al cierre suena el Himno de la Alegría. Los asesores del Presidente encargado han comprendido muy bien la necesidad de la gente de volver a ser felices, de escapar de esta miseria impuesta por un régimen destructor que ha devastado al país y que parecía haber arrasado con el espíritu de la gente.

La gente, los sobrevivientes, hemos resultado más fuertes. Nuestro espíritu indomable, irreverente, caribe ha sobrevivido a este campo de concentración revolucionario en el que se nos privó de alimentos, medicinas, libros, arte, felicidad. Hemos podido más y la alegría de ayer lo demuestra.

Falta mucho.

Todavía no hay cese de usurpación.

Pero ahora, cada vez más 'entregadamente' I'm a believer.

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