miércoles, 19 de agosto de 2015

Un instante para mirar hacia arriba

   Hay días en los que simplemente miro al Cielo y doy GRACIAS por todas las bendicones con las que el Creador/Creadora me baña contínuamente. 
    Hoy, por ejemplo, no pasó nada nuevo y, sin embargo, siento que soy un ser privilegiado con tantos dones, oportunidades y afectos y, bueno, me provoca que allá arriba (o aqui adentro ;)) sepan que lo agradezco. Gracias por una mente curiosa que no se cansa nunca de aprender e investigar. Gracias por mi gente, gracias por un país tan hermoso, gracias por el cine, gracias por el chocolate, gracias por el sexo, gracias por los 7 libros que están en mi mesita de noche esperando a ser leídos. Gracias por mis Maestros, en ropaje de amigos o enemigos. Gracias por una mente curiosa que no se cansa nunca de aprender e investigar. Gracias por mi gente, gracias por un país tan hermoso, gracias por el chocolate, gracias por el cine, gracias por el sexo, gracias por los 7 libros que tengo en la mesita de noche esperando a ser leídos.
     Gracias por los sueños y metas por cumplir, gracias por las premoniciones y gracias por todos los fracasos que me han hecho más vulnerable y al hacerlo me han vuelto más fuerte. Gracias por la Ciencia Ficción y por la Fotografía. Gracias por el Rock y por la Salsa. Gracias por el oleo y la acuarela. Gracias, por la gente que se fue, por los que se quedaron y por los que están esperando por entrar a mi vida para enseñarme cosas valiosas o simplemente para reirse conmigo. Gracias, Padre, Madre por las dificultades, por los sueños y metas que aún no he alcanzado pues ellos me mantienen moviéndome. Gracias por todas las cámaras, lentes e imágenes que me esperan en el futuro cercano. Gracias por los Seres de Luz que me acompañan.
     Gracias por mis abuelas, por mis bisabuelas, por venir de un linaje de mujeres fuertes, recias, jodidas pero que nunca perdieron la capacidad de hornear tortas y dar abrazos.Gracias por mis primos y primas con los cuales aún sigo riéndome y compartiendo secretos. Gracias por mis tíos que fueron padres y madres cada vez que hubo necesidad. Gracias por los creyones de cera. Gracias por todos los perros y gatos que me han amado como si yo fuese el Sol y ellos la Luna. Gracias por los hombres que me quisieron y gracias a los que no también porque ellos me enseñaron a valorarme. Gracias al Periodismo por acercarme a tantas personas cuyas historias me nutrieron, sorprendieron o hirieron. Gracias Padre-Madre porque so far esta ha sido una vida maravillosa, quiet a ride, porque me diste el don de gozármela intensamente y me hiciste una extraña combinación de malandra con artista e intelectual. Gracias por lo que viene. Gracias por todo ese montón de cosas que aún quiero lograr. Gracias Padre-Madre porque tengo una cama con un colchón ya vencido de la cual me levanto siempre con un montón de cosas para hacer.
     Gracias por mi consciencia espiritual creciente y por ese infinito de ángeles, arcángeles, Maestros Ascendidos y Diosas que has enviado para abrirme el espíritu y conectarme siempre con mi alma y por mantener ese cordón impecable que nos une siempre en On. Gracias por TODO, Padre-Madre, aunque se caiga el mundo mañana, explote una bomba, una guerra civil o el Presidente y su combo decidan alguna otra idiotez, HOY quiero que sepas que soy Feliz y que soy feliz porque, cuando me creaste, decidiste que iba a ser una persona a la cual le bastarán las cosas pequeñas para sonreir aunque siempre le preocupasen los grandes enigmas del Universo.
     Nada, Dios, Diosa, era sólo eso.
     Un beso desde acá.

PD: Lo sé, lo sabes, la lista es infinita Emoticono wink
PD2: Gracias por haberme cuidado ese montón de veces que me ha dado por caminar sobre el Fuego o en arenas movedizas.
PD3: Gracias por la montaña
PD4: Por si acaso aún no lo sabes gracias especiales por mis amigos, los panas de siempre. Bendícelos full.
PD5: Dios, estoy asumiendo que usas la red, no?

viernes, 29 de mayo de 2015

Flying solo

     Fueron 60 minutos de pánico. De total aturdimiento. De "ahora ¿qué hago?" Mis intentos por "llamar a un amigo" o "consultar a la audiencia" fueron infructuosos. Tampoco funcionó muy bien mi habitual política de apretar los dientes y seguir pa´lante. Durante 60 minutos todas mis herramientas y conocimientos parecieron fallar. Estaba en el gigantesco Aeropuerto El Dorado sola, con poco dinero y sin posibilidad de seguir viaje hacia donde me lo había planteado. A 3 horas de mi destino original y sin un sólo conocido.

     Pero llegó el minuto 61 y algo mágico pasó: volví a ser yo. Recordé la magnífica sensación de libertad que me produce llegar a un lugar desconocido. La deliciosa sensación de asombro y apertura que me producen las cosas nuevas. Sentir cómo todos mis sentidos reaccionan y se abren a lo nuevo. Y entonces decidí que Bogotá sería mía por los próximos 5 días. Y así fue.

     Y como el Universo de veras es interactivo comenzaron las sincronicidades, las aparentes coincidencias y, por supuesto, las recompensas. Porque eso es lo mejor de cuando decides dejar de resistir y optas por fluir con el Universo, con aprovechar los limones que algún ocioso te lanza desde arriba, que todo parece encajar naturalmente y sin esfuerzo. Resulta que estás en el sitio que debías estar y no lo sabías. Sólo debes confiar. Se dice fácil, lo sé.

     Pero ya que estaba allí, ya que todos mis planes se habían vuelto añicos, ya que había llorado y ya que sólo contaba con mi capacidad de improvisación, pues no perdía nada con disfrutar, con gozarme una experiencia imprevista. Y con esa casi inocencia me preparé a vivir Bogotá por un rato. Resultó que la ciudad estaba vestida de fotos y de arte y que por 3 ó 4 días fuí el ser más feliz del mundo sin darme cuenta.

     La #FotográficaBogotá fue un regalo de los Dioses. Un regalo que recibí como si fuese sólo para mi. Me permitió recorrer casi toda la ciudad y visitar galerías, museos, escuelas de Arte y hasta edificios recuperados para que artistas plásticos tengan un espacio de trabajo. Bogotá fue generosa, amable y casi amorosa. Y lo mejor de todo, me permitió redescubrir quién soy y de hasta dónde soy capaz de llegar. Me permitió estirar mis límites y eso, tras el constreñimiento que ha implicado vivir en la Venezuela Revolucionaria estos últimos años es, sin duda, un regalo estupendo.

Pero este post no es sólo para maravillarme por la delicia paniqueante que es viajar solo sino también para hablar de algunos hallazgos fantásticos en fotografía. Aqui les dejó algunas imágenes de ese recorrido visual. El primero es Bohnchang Koo de Corea del Sur. La segunda es Lizette Abraham de México. La tercera es de una rusa que me voló el cerebro, Viktoria Sorochinsky, con un trabajo sobre la dinámica madre-hija, alucinante. La cuarta es la majestuosidad en el manejo de las proporciones de Los Museos Vaticanos de Massimo Listri. La quinta es de un francés cuyo nombre no recuerdo (Ooops) y la sexta es de Rita Ikonen y Karoline Hjorth de Finlandia y Noruega en un trabajo de retratos delicioso.






Y esto es apenas la punta del iceberg de lo que pude ver y absorber en esos 5 días. Gracias, Bogotá, por tu Montserrate, por tu gente y por tu Fotográfica 2015. 


miércoles, 21 de enero de 2015

CONTENIDO INAPROPIADO

     Hay temporadas en las que no soy, simplemente, porque no escribo. Temporadas en las cuales las palabras no me bastan para traducir lo que siento, lo que veo, lo que vivo. Y entonces me quedo perdida, ausente. Como si mi vida fuese la de un personaje ajeno, fuera de mi cuerpo. Y ese personaje está en el cuadro de Munch lanzando un grito mudo. 

     A veces es sólo un asunto de rebelión, de soberanía personal. Ante la gritería externa, busco el silencio. Otras, es más como una imposibilidad de salir del estupor o de poder establecer un puente. La mudez de los últimos meses ha sido resultado de una combinación de todos esos elementos. Demasiada demagogia, demasiada mentira, demasiado ruido. Y entonces, me callé. Por un rato. Por elección propia. Porque a veces de tanto hablar o escribir a uno se le gastan las palabras.

     Pero no quiero imaginarme lo que significa que te silencien. Que la orden venga de afuera. Que una autoridad cualquiera decida que no tienes derecho a decir lo que quieres decir. Lo que necesitas decir. Lo que te da placer decir. 

     Hace ya un montón de años fui despedida de la Televisora del Estado porque dije exactamente lo que necesité decir. Orgullosa, emocionada, feliz veía como salía al aire por el canal del Estado un programa llamado Giros en el que denunciaba la situación del Retén de Catia, hablaba del antejuicio de mérito de Jaime Lusinchi y corrupción en la IV República. Sabía que me despedirían. Lo asumí. Igual mis escasos seis meses en esa planta se parecían demasiado a la pasantía por un Ministerio. Pero, en realidad, esa ha sido casi la única experiencia cercana a la censura que he tenido en mi vida profesional. Por fortuna he formado parte de equipos en los cuales la consigna era retarnos, desafiarnos unos a otros y no tener intocables. 

     Por supuesto, siendo totalmente honesta, en los últimos años si ha habido un tipo de silencio forzoso que he experimentado casi como si me quemaran la piel. El de la desaparición de revistas y medios impresos críticos en los cuales los freelancers -como yo- teníamos el espacio para contar historias a fuego lento y sin la premura del diarismo. Ha sido tan duro que hay historias sin contar que casi me duelen, historias que se perdieron en mi propio conformismo y falta de audacia. Eso es innegable.

      Pero, en algunos casos, mi blog sirvió para rescatarme de la frustración de no poder contar estas historias. Siempre me lo planteé como un espacio libre y una suerte de bitácora personal que no escapase a mi visión periodística. Creo que he sido fiel a esa premisa.  

     Por eso, la remota posibilidad de que Google o cualquier autoridad cerrase mi blog me resulta impensable. 

     Mi memoria es caprichosa, necesito colgar en alguna cuerda virtual emociones, sensaciones, recuerdos que, de otra forma -y a falta de testigos-, se escurrirían sin remedio en mi cerebro.  Sin mi blog, perdería vivencias que sólo están guardadas en este formato digital. No perdería mi identidad, es cierto, pero habría agujeros enormes en mi biografía. 

     Y en ello me hizo pensar la situación de Arlette Montilla y su blog LetrasTiradas que fue bloqueado por Google bajo la acusación de haber colgado "contenido inapropiado". Más allá del doble discurso entre la defensa de la libertad de expresión y democratización de la comunicación que sustenta al social media y sus políticas puritanas y moralistas con respecto al arte, creo que lo peor de esa visión miope de algunas plataformas digitales, es la pérdida del tesoro privado que constituye un blog personal. Y, más aún, silenciar visiones y posturas que hacen avanzar al mundo al cuestionar los fundamentalismos de cualquier índole y aportar -y mostrar- tendencias y visiones alternativas, distintas al mainstream y al status quo.

     Aún peor: en un país donde el control comunicacional por parte del gobierno es tan férreo, este tipo de políticas causan un daño significativo al ejercicio de las libertades individuales que el social media, internet y la red global tienen como bandera. Es cierto que todos aquellos individuos -artistas, fotógrafos, escritores, etc.- que han osado cruzar la línea de esa moral pacata a nivel mundial han sido censurados por Google, por Facebook, por Instagram. Pero eso sólo lo hace más repudiable y es más grave en un país como Venezuela donde nuestras libertades civiles e individuales han sido cercenadas a consciencia en los últimos años.

     En síntesis, creo que Google, Facebook, Instagram y otras plataformas digitales necesitan replantearse su naturaleza y cómo afectan sus políticas a sus usuarios. Comprender que su esencia son sus usuarios y que el fundamentalismo moralista es tan dañino como el religioso o el político.  

     En lo que a mi respecta, parece que vuelvo a escribir en esta mi bitácora personal. Ahora con ganas de colgar algún "contenido inapropiado" sólo por molestar...