jueves, 18 de abril de 2013

Entre el ruido...

Luego de cuatro días de furiosos cacerolazos en Caracas creo que ya empiezo a ver los diferentes niveles, los diferentes colores, los diferentes tipos. Y es que si, hasta las cacerolas tienen su diversidad. Existen de muchas clases:

La cacerola solitaria. Esa es la primera. Pionera. La que descarada y sin tapujos hace un llamado exigente e imperativo a las que no se han dado cuenta de que ya llegó la hora.

La neurótica. Esa que suena  nerviosa, agitada, a un ritmo frenético. Tiqui tiqui tiqui!!!!

La bonchona. Tiene ritmo. No puede evitarlo. Aunque está protestando por su voto se le sale el tumbao barloventeño y dale, hueso, hueso!!!

La solidaria. Esa que suena medio desganada. Cansada. Pero que siente empatía por el vecino que está fajado dándole a su olla al frente.

La picada. La que compite con el vecino a ver quien suena más duro, quien aguanta más.

La paranoica. La que suena a oscuras y a gatas. Tímida. Aguda. Intermitente.

La aniquiladora. Es esa que va sacando las ollas más caras y le da con furia.

La acuciosa. Esa que va probando los sonidos en latas, potes, ollas y hasta bandejas para muffins.

La fashion. Entaconada y perfumada para protestar.

La dolida. Esa que ve los cohetes pro-oficiales y se pregunta hasta cuándo la van a atropellar.

La fascista.  La que obliga a las demás a continuar a pesar del dolor en el manguito rotador y las muñecas.

Pero hay una que es la más peligrosa. Es letal: La muda. La mental. La que no suena pero disiente. Y se rebela.

De todos los tipos he escuchado esta semana en la que casi 7 millones y medio de venezolanos, la mitad del universo votante nacional -sin contar a los que se abstienen-  se niegan a dejarse invisibilizar.

Las cacerolas tienen un mensaje: esos 7 millones y medio de venezolanos existen y tienen derechos civiles, humanos, políticos y electorales.

Y lo más importante: se niegan a dejarse callar.


Cartas del Comandante


Recojo algunas notas de una carta escrita por Hugo Rafael Chávez Frías cuando preso en Yare, escribía:

"II-. La Represión indiscriminada. Si bien es cierto que el Estado, organizado por la sociedad civil, recibió en delegación el derecho al empleo de la violencia, es necesario aclarar, sin embargo, que tal recurso debería aplicarse precisamente para asegurar la consecución de los fines supremos del grupo social y nunca en contra de sus intereses. (...)Las fuerzas del poder no ceden; parecieran no entender esta dinámica y se atrincheran tercamente tras el empleo indiscriminado de la violencia represiva.
III-. La Violencia Ilegítima. El arma represiva utilizada con tales fines adquiere un carácter completamente ilegítimo. La violencia aplicada se ve revestida de un manto claramente político, lo cual viola los más elementales principios de la democracia. El Estado ha venido acumulando fuerzas y no duda en su empleo contundente, dramático, sobre la sociedad civil. El Presidente de Venezuela y su Ministro del Interior han puesto en acción dichas fuerzas, de tal manera que sobre la angustiada población venezolana se ha desencadenado un auténtico TERRORISMO DE ESTADO, escondido tras una careta. Las fuerzas policiales, paramilitares y un sector reconocible del estamento militar, se han convertido así en simples pero terribles guardias pretorianos, sostenedores de un régimen ilegítimo y desviado del verdadero rumbo que adquiere la nación.
IV-. La Guerra Civil. Ante tal estado de cosas, sobreviene la confrontación interna del mismo sistema. Las fuerzas que pugnan por la transformación irán radicalizándose y asumiendo claras posiciones de lucha, obligadas por una disyuntiva de existir o perecer.(...)"

Hugo Chávez Frías.
Comandante MBR 200.
Yare Julio de 1992

Documento Del Terrorismo de Estado a la Guerra Civil
Tomado del libro: Documentos de la Revolución Bolivariana/ Alberto Garrido