domingo, 13 de diciembre de 2009

ESE DEMENTE QUE TENGO ENFRENTE

Por primera vez en bastante tiempo estoy TOTALMENTE de acuerdo con una decisiòn gubernamental. El Gobierno Revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela tiene razón: Franklin Brito está loco!

No sé si estaba loco antes de comenzar su huelga de hambre hace más de 5 meses. La verdad, no lo sé. Me perdí el comienzo de esta historia. La primera vez que lo vi en televisiòn pensé que era un hare krishna. Parecía estar sentado en posiciòn de flor de loto con el torso desnudo. Tenía una mirada de iluminado que asustaba y no paraba de hablar de un montòn de temas técnicos y jurìdicos que no logré entender. Allì atisbé un asomo de insanìa mental. El que se asoma imponente cuando alguien està tan determinado a lograr un objetivo que ya no tiene nada que perder: El punto de no retorno.

Aún así, creo que no fue en todos esos meses cuando enloqueció, ni siquiera cuando le arrebataron sus tierras con toda la tradición legal y la titularidad que se remonta al siglo XIX o cuando su condición fisiológica se deterioró a niveles tan preocupantes que el INTI, a riesgo de que se diese en el paìs la primera muerte por huelga de hambre, se desperezó y se apuró a hacer promesas de medianoche de devolverle su patrimonio.

No.

Creo que Franklin Brito enloqueció cuando, tal vez por un microsegundo, se dignó a creer en la promesa de Cilia Flores y del INTI. Allí si perdió la cordura por completo -así fuera por un brevìsimo instante-. La recobró casi de inmediato cuando, tras leer el comunicado de prensa, sin valor legal alguno, se enteró de que el INTI no pensaba honrar su palabra de restituirle sus bienes.

Pero ya el daño estaba hecho, Brito había perdido la sanidad mental y eso demostró que es candidato perfecto para un estudio psiquiátrico en el Hospital Militar pues nadie, en su sano juicio, pone en riesgo su salud y la imagen de todo un gobierno socialista, a las puertas de la OEA, pensando que tiene ese derecho.

Còmo, si no, podrìa explicarse, no la temeraria testarudez de no ingerir alimentos, ni sueros, ni agua, sino su osadìa, rayana en la locura, de creer que tenìa derecho a ejercer su soberanìa personal en ejercicio de sus derechos humanos, civiles y polìticos.

Asì que, si, es razonable, ético y justificable llevarse a Franklin Brito en una camilla de manera violenta y llevarlo a revisión psiquiátrica para que ya su testaruda soberanía personal no pueda, por ley, seguir rehusándose a recibir tratamiento mèdico y alimentos.

El Gobierno Revolucionario de la Repùblica Bolivariana de Venezuela tiene razón: pretender ejercer el derecho a la soberanía personal, a la protesta contra el atropello, a cualquier tipo de reivindicación, es una verdadera locura. No es tolerable.

Lo que no sabía Franklin Brito era que le estaba abriendo al gobierno la posibilidad de hacer su aporte a la Psiquiatria, tal como, en su momento, lo han hecho los regìmenes chinos, soviéticos o alemanes, por decir algo. En una entrevista realizada a Natalia Gorbanevskaya, fundadora y editora jefe de la publicaciòn clandestina Chronicle of Current Events, quien pasò encerrada en el Hospital Mental Especializado de Kazàn de 1969 a 1972, Anna Politkovskaya registra: "Ya tenìan decidido diagnosticarme esquizofrenia. Habìan recibido òrdenes del KGB de enviarme a un hospital psiquiàtrico especializado para someterme a tratamiento obligatorio....Los psiquiatras opinaban que tener mis propias ideas, en vez de basarme en otras ajenas, significaba que debìa ser declarada loca". Politkovskaya asegura en "La rusia de Putin" que èste fue uno de los primeros casos de "represiòn psiquiàtrica" contra disidentes del règimen soviètico.

A lo mejor Franklin Brito tendrà tambièn ese dudoso honor. El honor de abrirle los ojos al gobierno ante el camino a seguir: todo aquel que diga que hay corrupciòn en la èlite bolivariana, que hay màs de un sicariato diario en Venezuela, que PDVSA tiene màs accidentes industriales que nunca o que no le gusta la fisonomìa del Comandante y se le ocurra gritar con fastidio: "ya no soporto ese demente que tengo enfrente!" està innegablemente LOCO!

Que empiecen a construir los psiquiàtricos, entonces, porque lo que viene es delirio colectiva y total!

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