domingo, 8 de junio de 2014

Y ahora ¿qué?

          Es 8 de junio de 2014. Se cumple un mes del desalojo violento de los campamentos estudiantiles de Plaza Bolívar en Chacao, Plaza Sadel y el PNUD. Hace apenas un par de días se ha decidido aceptar cargos penales en contra de Leopoldo López, Coordinador General de Voluntad Popular. Enfrenta la posibilidad de pasar 10 a 13 años preso. María Corina Machado, Diputada despojada de su inmunidad parlamentaria, ha recibido citación para comparecer en la Fiscalía el próximo 16 de junio por cargos de intento de magnicidio. También han recibido citación Diego Arria, Gustavo Tarre, Ricardo Koessling y Pedro Burelli, entre otros. Este último ha dejado en evidencia la fabricación de pruebas en su contra de parte del SEBIN. 

          Carlos Vecchio ha salido de la clandestinidad para hablar desde Nueva York ante la ONU. Christian Holdack y Marco Coello ven su suerte inexorablemente vinculada a la de López y temen sentencias por participar en protestas del pasado 12 de febrero, día en el que fueron asesinados Bassil Da Costa, Robert Redman y Juan Montoya en las adyacencias del Ministerio Público. La Fiscal Luisa Ortega Díaz desmiente las pruebas y testimonios recogidos por el Foro Penal venezolano que ha atendido a los más de 4 mil estudiantes que han sido detenidos desde hace 4 meses, cuando comenzó una ola de protestas sostenidas en contra del gobierno de Nicolás Maduro.

          Así las cosas, el Gobierno Revolucionario ha reaccionado -predeciblemente- señalando que éste es un Golpe de Estado suave orquestado desde Estados Unidos y que tuvo un momento crucial en el evento de entrega de los Oscars en abril de este año. Se ha develado "El Magnicidio" y se han hackeado -o crackeado- las cuentas de los principales líderes de la oposición. Sorprendentemente no la de Henrique Capriles, quien pareciera haberse quedado rezagado ante la velocidad de los acontecimientos y el impulso de las protestas que ha fortalecido los liderazgos de Leopoldo López y María Corina Machado, al menos en principio.

          En un clima de alta beligerancia y profunda crisis económica suceden eventos aparentemente inconexos que plasman la volatilidad de la situación política y social nacional: Asesinan a un sindicalista saliendo de Miraflores. Un cliente exasperado asesina al mecánico por la demora en la reparación de su moto. Los repuestos no aparecían por los retrasos en la asignación de divisas para la importación de autopartes. Un grupo de personas se cae a golpes por 2 kilos de Harina Pan vital para la preparación de las arepas, pan nacional. Un señor de 57 años muere de un infarto en la cola de un Bicentenario en Valencia en el Estado Carabobo. La gente parece no inmutarse y no perder de vista su objetivo: comprar lo que haya hoy en la cadena de supermercados gubernamentales. La violencia sigue aumentando y la pobreza también. Nicolás Maduro asegura que habrá Pobreza Cero en el 2018. Esa promesa ya la había hecho el Presidente Hugo Chávez desde su campaña electoral. Las cifras no mienten: hay 1 millón de familias más en el renglón de la extrema pobreza. Y hay quien recuerda las palabras del Ministro de Educación Héctor Rodríguez. "no los vamos a llevar a la clase media para que se vuelvan escuálidos".

          Sin embargo y a pesar de todos los acontecimientos -cada uno más asombroso que el otro- que han tenido lugar en los últimos 4 meses, los protagonistas indiscutibles de lo que algunos denominan el nuevo despertar de la consciencia nacional son los estudiantes. Se autodenominan la Generación del 14. Portan máscaras de Anonymous, máscaras antigás y banderas nacionales como capas. Han estado en la calle desde principios de febrero de este año y se han negado a abandonarla a pesar de que la persecución y la represión han sido feroces. La Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana, el SEBIN y ese difuso -pero letal- ente que se denomina los colectivos han asesinado, torturado y perseguido a jóvenes desde los 14 años en adelante. Al menos, eso parecen indicar las pruebas y testimonios recogidos. Pese a la extendida creencia de que los menores de edad no han sido tocados y liberados de inmediato, hay casos como el de Nehomar que pasó semanas detenido y que sólo salió gracias a los buenos oficios del Abogado José Vicente Haro. Hoy mismo, 8 de junio de 2014, fueron detenidos 2 liceístas en Altamira mientras tenía lugar la concentración en Plaza Brión.

          Y llegamos a la concentración de hoy en Plaza Brión. Muy tímida cerca de las 11 y 36 de la mañana. Mucho más representativa alrededor de las 12 y 20 de la tarde. Quizás la mejor forma de plasmar el ambiente y circunstancias de esta asamblea ciudadana sea el de la cronología breve. Así que:

11:36 am Habla Melanio Escobar, periodista. Pide que no se olviden de estudiantes detenidos.

1:42 am Julio Bolívar, del Campamento estudiantil de Chacao, con voz suave, pocas dotes de orador pero de una autenticidad que conmueve, dice: "Queremos un cambio y queremos un cambio YA porque cada día que pasa Venezuela está más invivible...Estamos comprometidos a sacar a Nicolás Maduro de Miraflores con la Constitución Nacional en la mano" Y luego de recordar a los caídos se despide: "Dios, Patria y Gloria. Resistencia hasta la Victoria". Ha expresado su aprehensión de hablar en público pues sabe que, después que se baje de la tarima, será perseguido. Eso dice. 

11:48 am Toma el micrófono Daniel Hernández, estudiante que estuvo en el Campamento del PNUD "Hoy soy la voz de aquellos que quedaron presos, hoy hablo por mis hermanos que están detenidos. A mis hermanos que están en el SEBIN les han violado todos sus derechos. Hoy les pido, les pedimos: ¡Por favor, no nos dejen morir. Por favor, no nos dejen solos! ¡Necesitamos más de ustedes!" Sus palabras son casi desgarradoras, quizás dramáticas, pero representa el corazón de su generación cuando dice: "Aquí no queremos Imperio Yanqui ni mucho menos Cuba. Aquí no queremos Venezuela ni de Cuarta ni de Quinta. Queremos una Venezuela de Primera. Somos más de 10 millones. No hay cárceles para tanta consciencia. No hay cárceles para tantos jóvenes. No hay cárceles para tantos héroes. No pueden meter presos a 10 millones de consciencias".

11:50 am Sube Andy García de Plaza Altamira. Su energía es eléctrica y contagiosa. De inmediato la gente se empieza a animar. Pide ayuda para mantener a cerca de 15 estudiantes que están detenidos en la Dolorita y otros puntos. No tienen dinero para alimentarlos.

El maestro de ceremonias, otro estudiante -aparentemente de la UCAB- afirma que Darío Ramírez, Concejal de Voluntad Popular y líder estudiantil ha pasado a la clandestinidad.

11:57 am Toma la batuta el Concejal del Hatillo Reynaldo Díaz. Dice: "el venezolano que no entiende que estamos en dictadura no puede marcar el camino claro para salir de este régimen".

Justo en ese momento alguien grita: ¡Guarimbas, guarimbas! Pidiendo más acción de calle. Me volteo. Es una señora canosa de lentes.

12:01 pm Colocan audio de Leopoldo López. Es evidentemente una pobre edición de una serie de sonidos varios. En ese collage auditivo persisten estas palabras; "quienes están conduciendo a la Nación han secuestrado los poderes públicos...La salida debe ser, primero, popular, segundo, democrática y tercero, dentro de la Constitución...Los estamos invitando a la lucha, los estamos invitando a la calle, los estamos invitando a que sean parte de este cambio".

Segundos después se pide a los presentes que se comprometan a no abandonar la calle hasta que la Patria sea libre. La gente levanta la mano derecha y hace esta suerte de juramento-voto colectivo. Con los nervios un poco de punta, escucho al Maestro de Ceremonias ucabista: "si el padre de Robert Redman está aquí, nosotros tenemos que estar aquí con él".

12: 08 pm Como un huracán Susana Rojas toma la palabra. Grita y la gente aplaude. "Soy la madre de muchos detenidos, torturados, perseguidos porque a nuestros hijos después de esto -la concentración- los persiguen, los humillan, los vejan". Y nombra a muchos de los presos más emblemáticos: Sairam Rivas, Marco Coello, Christian Holdack y más. Muchos más. Luego agrega "Nosotros debemos rebelarnos. Y rebelarnos ¿cómo? Con la protesta pacífica. Porque ahora no son sólo los muchachos los que están en la calle. Somos nosotras: sus madres, sus padres, sus familias. Queremos libertad plena para todos los muchachos. Y para Leopoldo".

12: 12 pm El Maestro de Ceremonias hace alusión a Carlitos, el chico con ligera deficiencia motora que acompaña las marchas con su Constitución en la mano y su bandera como capa.

12: 13 pm Un líder estudiantil -cuyo nombre no escucho- anuncia que 23 organizaciones sindicales, gremiales, profesionales y técnicas se han sumado a la lucha.

12: 15 pm Toma el micrófono Tinedo Guía, Presidente del Colegio Nacional de Periodistas. La gente casi enloquece. Aplauden, gritan. Tinedo rocks. Pide un minuto de silencio por "aquellos que han entregado su vida y con su sangre están regando el árbol de la Libertad". Habla de la necesidad de organizarse. Convoca a un gran movimiento nacional y llama a sumarse a él a artistas, técnicos, obreros, profesionales, venezolanos que se sientan afectados por la situación socio-política actual. Y fustiga: "No queremos Monarquías del Caribe en Venezuela. No queremos a los cubanos influyendo en la vida de los venezolanos". Cierra con la típica cita de Benito Juárez: el respeto al derecho ajeno es la paz.

Alguien grita: ¿Quiénes somos? La gente responde: ¡VENEZUELA! ¿Qué queremos?
¡¡¡LIBERTAD!!!

12: 27 pm Habla Lilian Tintori cuya oratoria parece estar mejorando. Dice que "ninguna de las muertes quedará impune" y denuncia que a Marco Coello y a Christian Holdack trataron de comprarlos, trataron de convencerlos de que firmaran declaraciones incriminando a Leopoldo López. Pero que ellos dijeron: ¡no! La gente grita: ¡Valientes! ¡Valientes!

12:35 pm Toma el micrófono el Padre de Leopoldo López. Tiene el verbo encendido y alborota a la audiencia. Dice que el 23 de enero hubo muchos sacrificios, muchas muertes. Que la libertad hay que ganársela. "Aquí no va a pasar nada si todos nosotros no salimos a la calle. Porque hay dos tipos de ciudadanos; los que le son incómodos al gobierno y los que se sientan cómodamente en sus casas a esperar que alguien haga algo"

12:49 pm Pasa a la tribuna David Smolansky, Alcalde del Hatillo. Justo después que el Maitre ha anunciado el orden de los próximos oradores. Primero hablará Smolansky, luego Freddy Guevara, después María Corina Machado y, por último, los líderes estudiantiles. Relata que han sido 4 meses de allanamientos, de persecución, de represión, de encarcelamientos. "Han sido 4 meses de sacrificios". Advirtiendo que no quiere ser confrontacionista ni generar división asegura que el diálogo no ha dado resultados y que en este momento "estamos ante políticos que esperan que esto se caiga por su propia cuenta o políticos que estamos dispuestos a dar la cara en esta lucha".

12: 59 pm Freddy Guevara, Voluntad Popular, toma la palabra y arranca señalando que siempre le preguntan: "¿Y ahora, qué?" Dice que en febrero se logró algo enorme: despertar a Venezuela, despertar a la gente. Cuestiona a quienes critican la protesta pacífica en la calle: "responsabilizan a los que protestan por la reacción del gobierno que los reprime. Eso es como culpar a quien le roban un celular por sacarlo de su casa o a una muchacha violada por haber salido con falda corta. Aquí el culpable es el malandro, el violador. No la víctima. También hace jurar a la gente "Yo lucho hasta vencer". Manos derechas levantadas. Por si acaso, no. No es saludo nazi.

1:06 pm A los gritos de ¡Diputada! ¡Diputada! pasa al frente María Corina Machado. Arranca arriba y minutos después dice: "Es un chantaje cuando nos plantean como únicas opciones la sumisión o la Guerra Civil. Ni sumisión ni Guerra Civil: ¡Libertad!" 

          Y pasa a explicar los 3 pasos para lograr el objetivo final de tener elecciones presidenciales adelantadas con un CNE confiable. El primero, la creación de un Gran Movimiento de Unidad Nacional en el cual se incorpore todo aquel que se sienta insatisfecho con la actual gestión presidencial. El segundo, exigirle la renuncia a Nicolás Maduro. "Ni golpe de Estado ni Magnicidio. Renuncia" puntualiza. Y el tercero, la Renovación del Pacto Social bien sea por la vía de una Constituyente o por la vía de una Enmienda. Siempre bajo los parámetros de lo que contempla la Constitución Nacional.

Y cierra diciendo: "Esta es la verdad que tiene que ver el régimen cubano: una Venezuela que va a rescatar su libertad y su dignidad".

1:24 pm Después de una ovación y gritos de ¡valientes! ¡valientes! toma el micrófono una súper nutrida representación de los estudiantes. Son jóvenes que representan a la UCSAR, la USM, la UCAB, la UCV, la USB y otras casas universitarias del país. Jóvenes, arropados con la bandera algunos, en franela y zapatos de goma.  Comienzan aclarando que la agenda estudiantil sólo la define el movimiento estudiantil. "Somos autónomos pero no somos aislados" puntualizan al señalar que en la concentración hay fuerzas vivas de todos los estratos. Y el vocero declara con firmeza "que nadie se crea el cuento chimbo de que esto es una lucha entre izquierda y derecha, que esto es una lucha entre ricos y pobres, que esto es una lucha entre la minoría y la mayoría. Esta es una lucha de todos por recuperar a Venezuela". 

          Acto seguido anuncia la conformación de la Unificación Nacional Republicana y convoca a una gran marcha para el próximo 24 de junio, día en el cual se conmemora la Batalla de Carabobo. Cierra el Representante de la UCSAR con voz potente, recordando a Sairam Rivas y a muchos de sus hermanos detenidos. "Creanme, señores, cuando les digo que estamos siendo perseguidos."

          Cierra el acto el Himno Nacional cantado a todo pulmón ya cerca de la 1 y 45 pm. La gente no quiere marcharse. Los chicos con máscaras de Anonymous que sostienen la bandera la agitan con fuerza y gritan: "Arriba, abajo, Maduro pa´l carajo!" mientras se alejan para dar la vuelta en dirección hacia la Avenida Pichincha. La moción de ¡Altamira, Altamira! ha perdido y ha ganado la de bajar hacia la autopista -una hora y media después los veo transitar por la Avenida Río de Janeiro-.

         A las 2 en punto compro un raspado de coco con leche condensada -¡25 bolívares!- y la mujer que conversa con el vendedor del carrito de al lado dice: "yo no estoy de acuerdo con nada de eso. Ellos dicen que son pacíficos pero miren cómo queman los edificios públicos. Y eso no es de Maduro, eso es del pueblo".

          Pocos pasos después un par de chicos en trajes de tallas muy superiores a la suya caminan y comentan: "¡A Maduro no lo tumba nadie!"

          Son 4 meses de intensa beligerancia, de calle caliente, de acusaciones de magnicidio y terrorismo. Y seguimos. Vienen días rudos.

          Y ahora ¿qué? Parece que más calle.

          Y, seguro, más gas.

          Pasan 10 motos de GNB antimotines.

          Me atraganto con el helado.

sábado, 17 de mayo de 2014

EXORCISMO


Yo si tengo miedo.

Temo no tener el coraje para estar a la altura de las circunstancias.
Y la pasividad de la gente en las colas.
Y la posibilidad de que se acostumbren a ser tratadas como ciudadanos de tercera.

Temo a los que miran a otro lado. Indiferentes, ajenos.

Y a mi adolescencia eterna que me impide manejarme con prudencia.

Temo cansarme.

Temo a aquellos que creen que saben qué debo pensar, qué necesito, qué música debe gustarme, qué autores estoy supuesta a leer y qué palabras debo pronunciar.
Temo mis palabras, pero temo más a mis silencios.

Temo a los uniformes, los escudos y las botas.
Temo a la tortura.

Pero le temo aún más a la sonrisa cínica de quienes negocian con la sangre que se derrama en mis calles.
Temo a aquellos que se venden por una mísera cuota de poder o por unas monedas.
Y a aquellos que pronuncian la palabra Revolución en vano.
Y a aquellos que desconocen que Venezuela es un nombre sagrado.

Temo las noches.
Pero también las mañanas porque despierto y alguien más ha muerto.

Temo olvidar los nombres de mis muertos. Nuestros muertos.

Temo que el enemigo me venza. Quien quiera que sea.

Temo que la maldad haya penetrado nuestros huesos.
Y la traición.
Y la envidia.
Y el odio ciego y negro.

Temo a esta isla incendiada de odio y de desierto.

Temo que la llama se encienda a tal punto que nos incendiemos todos.
Y que ese fuego terminal aún no arrase con mis miedos.

Temo que nos devoremos todos. Hermano contra hermano.
Y que, al final, alguien oculto cuente sus dividendos.

Pasan cosas bellas, lo sé, en medio de esta guerra nuestra.
Temo perdérmelas y, por eso, voy tras ellas.

Pero lo admito, lo confieso: por momentos, tiemblo.

martes, 1 de abril de 2014

Caos y Ballenas.

          "¡Esta noche va a ser pura represión!" lo dice un hombre joven, quizás 30 años, cuando paso a su lado. Todos observan a unos 7 muchachos encapuchados que lanzan piedras en contra de un edificio público. El primer piso está ya incendiándose cuando llego a la Av. Francisco de Miranda cerca de las 5 de la tarde. Me acerco a uno de los chicos, uno que está cubierto con una franela azul celeste y que ve todo desde la cerca que divide la avenida. "¿Qué pasó? Por qué están haciendo esto?" Me responde un poco asustado: "Se llevaron a nuestros compañeros y los tienen allí adentro". Antes uno de los más agresivos gritaba mientras golpeaba con furia la puerta metalizada: "Tienen 10 minutos para entregarnoslos". 

          La gente, a distancia prudencial , los observa y los graba con los celulares. Muchos critican, se espantan. Otros apoyan. Otros sólo curiosean. Al anuncio de la llegada de la GNB la gente corre. Siempre hay uno que susurra: "no corran". La mayoría lo ignora.  El tráfico en la ciudad hace más de dos horas que no se mueve. Son días de caos, días de gas, días aciagos y noches de allanamientos, noches de cazar ballenas, noches de represión. 

          He tenido que dar toda la vuelta pues, sin darme cuenta, quedé atrapada en el gas. Cuando voy de Conatel, en Las Mercedes, hacia Chacao la gente va con el ceño fruncido, caminando sin saber bien cómo llegar a su casa, mordiéndose la angustia. Cada vez es más difícil hacerse el loco. Cada vez es más difícil pretender que todo está normal. Creo que tiene razón aquel hombre. A juzgar por la atmósfera que se respira en la ciudad esta será otra noche larga, oscura. De uniforme y abuso.

          Fui con desgana al acto de María Corina Machado en la Plaza Brión. Llegué alrededor de las 12 y 36 del mediodía. Lo primero que escucho es a un grupo de muchachos que corea:

"Urgente, urgente
Se busca Presidente
Que no tenga bigote
y que sea inteligente"

         No había escuchado esa consigna así que el grupo se gana mi atención. Son estudiantes con lo que parecieran ser sus madres o tías. Mujeres en sus cuarenta con gorras tricolor, banderas, cruces por los caídos y mucho entusiasmo.
       
          La concentración de hoy es para respaldar a la Diputada María Corina Machado que ha perdido su investidura parlamentaria gracias a una decisión express del Tribunal Supremo de Justicia. No cabe duda de que los organismos e instituciones oficiales funcionan rápido y eficientemente. A veces. 

          Hace un calor sofocante. La concentración se ve pobre. Hay muchos señores y señoras, pero sobre todo estudiantes. Cerca del ajedrez de la PLaza Brión veo a un señor delgado, moreno claro, de mirada incisiva con un papagallo. Lo he visto ya en muchas protestas. Le he tomado fotos. Me acerco. Me cuenta que es de La Candelaria, que es difícil manifestar allá, claro. Que se reúnen los domingos. Que él pone el mensaje en su papagallo y convoca. Es un líder nato con mirada de pájaro. Cuando le pido su teléfono para hacerle una futura entrevista me regaña:

- Ah, tú eres tímida. Debes empezar por ahí.
Lo admito, -si, soy tímida.
Me da su número y le digo que lo llamaré una de estas noches.
-Pero no después de las nueve.
-Por supuesto, no se preocupe. ¿Se va a acordar de ni nombre?
-Claro. Orfeo Negro. Y sonríe.

          El primer orador es Juan Quintana de la Universidad Alejandro de Humboldt. Su discurso es breve y conciso. Dice: "La libertad nunca ha representado un costo bajo. Siempre ha representado un costo alto y creo que todos los que estamos aqui estamos dispuestos a asumirlo". Respira un poco y me distraigo mirando alrededor. Mucha gente joven. Continua: "Si logramos mantenernos firmes, veremos resultados" Ya para cerrar con voz casi cansada y con un dejo de desasosiego pide: "De corazón: como estudiante, no nos dejen solos en esta lucha".

          Uno de los estudiantes que hace las veces de animador-moderador-maestro de ceremonias toma la palabra y habla de ir a la Asamblea Nacional. La audiencia se muestra poco dispuesta. No hay respuesta entusiasta. Le toca el turno a Gaby Arellano, líder estudiantil de la Universidad de Los Andes.  El monstruo perezoso de esta audiencia que se calcina bajo el sol caribe de mediodía se despierta y rompe en aplausos y vivas. Arellano tiene el verbo encendido y un poco épico. Arranca con vehemencia denunciando que la Asamblea Nacional está siendo custodiada por 37 tanquetas. Ella acaba de pasar por allá en moto y vio una masa enorme de GNB y de SEBIN protegiendo el Parlamento. Asegura que el mensaje es muy contundente: el gobierno tiene miedo. "Vamos ganando" concluye. "lo que nació como una petición de seguridad se convierte en una exigencia hoy de cambio político". El público la ama.

          El clima empieza a cambiar lentamente y el cielo se nubla. A la 1 y pocos minutos de la tarde Arellano anuncia que ha llegado María Corina Machado acompañada de Antonio Ledezma,  Richard Blanco, Freddy Guevara, Cipriano Heredia entre otros diputados de la oposición venezolana. Arellano resume lo que para muchos es cierto "María Corina se ha convertido en un símbolo de resistencia y de admiración" Pienso que hay tantos símbolos en esta ciudad, en este país, que a veces uno se pierde tratando de descifrar los mensajes de la política nacional. Hay algunos laberintos semánticos e ideológicos. Con el gas de los últimos días es difícil prever hacia donde irá este navío que llamamos Venezuela. 

          Arellano continúa animando a la audiencia y reitera. "Sin miedo, Nicolás, con vehemencia y claridad, te decimos: No tienes suficientes balas, no tienes suficientes cárceles para callar a este pueblo que perdió el miedo". Y concluye: "Porque eso es simplemente lo que está pasando que se han quedado -el gobierno-  sin pueblo, porque el pueblo está en la calle. Convirtamos el miedo en coraje".

          María Corina se reserva para cuando la audiencia esté bien animada. Cede el turno a Freddy Guevara, a Richard Blanco, a una rubia cuyo nombre no alcanzo a escuchar. Guevara arranca arriba: "Vamos a conquistar la libertad. La Historia nos dice que ya llegó nuestro momento" Luego de esta declaración casi heroica pasa a explicar que, por primera vez, las encuestas comienzan a admitir que el gobierno revolucionario tiene rechazo y que eso habla de la oportunidad de retornar a la Democracia.. Blanco, cuando toma el micrófono es mucho más sencillo, menos épico: "Aqui están nuestros electores. Así que Diosdado Cabello, calate a María Corina Machado como Diputada de la Asamblea Nacional". Luego vendría la rubia con un discurso de tono religioso. Dice que "Venezuela estaba muerta y ha resucitado". Me distraigo y comienzo a hacer fotos, a conversar con la gente, a seguir a los chicos de los estenciles, a pedir teléfonos para futuras entrevistas. Sin darme cuenta, María Corina ha hablado y no me he percatado.

          Estaba muy ocupada conversando con Miguel, un buhonero de 42 años, que vive en un barrio de Valencia y que me ha mostrado uno de los stenciles pintados en la pared que yo no había visto. Vende gorras negras de "el que se cansa pierde". Arranca diciendome: "¡Cómo han destrozado este país! Yo me acuerdo que cuando el dólar estaba a 4,30 el que tenía 100 bolívares era millonario. Y podías hacer negocios. Ahora, no". Le pido que me deje hacerle un retrato y posa muy serio. Casi solemne. Le digo que se relaje pero no lo logra. Miguel ha perdido algunos dientes pero, pese a ello,, tiene una sonrisa simpática, cálida. Me cuenta que su mujer esá embarazada. De dos meses. Por su rostro pasa un vestigio de preocupación. Le pregunto si sabe si va a ser niña o niño. Me cuenta que el próximo mes, cuando vean el ecosonograma. Se agacha hasta las gorras y las banderas y me regala una banderita de esas que tienen un palo de metal blanco. Trato de rechazarla, pues es su mercancía. Se niega. "Gracias, Miguel, mucha suerte, que ese muchacho venga con el pan debajo del brazo" me despido. Miguel está asustado. Lo oculta, pero le preocupa ese bebé que está por venir. Es su primer hijo. Nacerá en Valencia.

          Cerca de la 1 y media de la tarde me topo con Efraín. Tampoco tiene muchos dientes. Tiene ojos azules y cabello blanco cubierto por una gorra negra. Lleva una pancarta pequeña que apenas se lee. Es del Valle. "De Los Jardines del Valle. De la Calle 70". Nos enfrascamos en una conversación larga. Me cuenta que los guardias y policías le compran drogas a los jíbaros de la Calle 14. Cuando los agarran por error sólo dicen: "dale curso, dale curso". O sea, suéltalo. La conversación toma un tono un tanto delirante cuando Efraín me asegura que estuvo en las Fuerzas Armadas con Hugo Chávez aunque no pronuncia su nombre. "Mi problema con el Comandante es personal. Porque yo nunca quise unirme a su movimiento MBR 200. Nos decían que con él los militares ibamos a estar en la buena. Pero yo no quise". Llegó hasta el grado de Sargento Segundo y se retiró. Ahora es albañil pero "no hay cemento así que no hay mucho trabajo" Pero me asegura que tiene pensión: "Pero no porque ellos me la dieron. Porque yo me la compré y ellos me están pagando intereses."  Le digo que debe ser difícil hacer oposición en El Valle. Me responde veloz: "Si. A mi los malandros me dicen: Efraín, a ti nadie te ha matado porque no eres sapo."Le aseguro que lo llamaré para una conversación futura.

          La concentración empieza a disolverse. Escucho a María Corina despedirse en el fondo. Decido que iré a hacer una diligencia en el banco. Son las 2 y veinte.  Camino hacia el Banesco de la principal de Las Mercedes. Tomo el número 898. Espero 15 minutos y me atienden. Me devuelven unos papeles y salgo del banco. Cuando empiezo a caminar hacia El Rosal, a la altura del Bicentenario, descubro que la GNB ha empezado a reprimir a los manifestantes. Es mucha gente que, a paso vigoroso, busca escapar de las bombas lacrimógenas.

           Mi primera reacción es escabullirme por la parte de atrás. Huir. Pregunto qué pasó. Me dicen que algunos querían acompañar a María Corina a la Asamblea y que los GNB tenían órdenes de no dejar pasar a nadie. A la altura del CVA se arma la barricada. Segunda reacción: "Sin piedad", me digo. Y saco la cámara. No hay manera de irse así que haré algunos retratos. Gas, gas, gas. Maalox. Cada cierto tiempo alguien grita: "¡Médico!" Y un chico flaquísimo, de andar nervioso, con un uniforme azul turquesa y una máscara antigás, acude a auxiliarlo. Al primero le han lanzado un objeto contundente a la cabeza. sangra. El segundo vomita por los gases. El tercero se está asfixiando. A todos los atiende M. -cuyo nombre resguardo-  que lleva 2 meses asistiendo a los heridos en las protestas y que es estudiante de la UCV.

          Hay madres, novias, amigas, hombres adultos y muchachos tan jóvenes que parecen de bachillerato. Y, por supuesto, los universitarios. Con sus máscaras de todos los estilos y con guantes, franelas, capuchas. Alguien me pide que explique, -cuando escriba-, que los estudiantes se colocan máscaras, capuchas, franelas o máscaras de Anonymous, pues la GNB los graba en video y después rastrea su paradero para agredirlos. A mi me parece obvio, pero quizás no lo sea tanto. El muchacho que hace la observación asegura que el gobierno critica la máscara, la capucha, arguyendo que son delincuentes cuando en realidad es un mecanismo de defensa para librarse de la persecución política de los organismos de inteligencia. Pienso que mal puede este gobierno criticar la capucha. En los 80 y 90 muchos miembros de la élite revolucionaria hicieron de los jueves de la UCV un ritual tirapiedra.

          Gas de nuevo. Lluvia de gases. Busco aire. No tengo máscara. Ni siquiera un pañuelo. Salí con desgana en la mañana y horas despues estoy tras la barricada. Alguien me da Maalox. Otra vinagre. Este gas es realmente agresivo. Cáustico. Camino hacia la Estación de servicio. Por más de hora y media subo y bajo la avenida dependiendo de la intensidad de los gases. Hago fotos. Me resguardo. Cerca de las 3 y media de la tarde se oye el rumor: "los colectivos, vienen los colectivos." Alguien vio las motos y entró en pánico. O ¿será verdad? 

         No me quedo a comprobarlo. Bajo hasta Bancaribe y me resguardo detrás de un muro de piedra. Me siento allí y saco la cámara. Pienso que si de verdad vienen los colectivos, allí no me verán y podré tomarles fotos. Me quedo allí unos minutos. Luego decido seguir bajando. Llego hasta la Plaza de la Resistencia, antigua Plaza Sadel. Hago algunas fotos y decido que si no puedo subir, pues la nube de gases es irrespirable y, además, no hay paso, bajaré hasta el CCCT y de allí subiré hasta Chacao. Camino, camino, camino. Viene mucha gente caminando también pero hacia el lugar de la refriega. A un muchacho muy joven le advierto que no hay paso. Me lo agradece con dulzura, pero duda.

          Cuando voy pasando por Conatel encuentro una señora que va hablando sola pero con un tono de voz muy alto. Le pregunto: pero, no entiendo señora, ¿está de acuerdo con Cuba o no? Me responde: "totalmente en desacuerdo". Me da una larga explicación acerca de sus dos diplomados y de su especialización en redes. Me explica que trabaja en libre ejercicio. Y mezcla su discurso con revelaciones divinas. Sin embargo, me dice algo muy cuerdo en referencia a la élite revolucionaria; "Se enfermaron. Los enfermó el poder. El dinero los gobierna, el poder los gobierna. No los gobierna la humildad. ¿Tú vas a pedir paz con un discurso de violencia?" Me despido y le deseo suerte. 

          Camino hacia Chacao. Me encuentro el incendio. Oigo a aquel hombre: "¡esta noche va a ser pura represión!" Cacería de estudiantes que cazan ballenas.


viernes, 28 de marzo de 2014

El Poema

Veleros- mares tus ojos

La noche crece en el tornasol de tus ojeras
derribando cielos sobre mi corazón tranquilo
y el viento de setiembre levanta sus cosechas
sobre el torbellino de mi sangre en filo.

Ya presiento el sueño de tu cuerpo tierno
llenándose de cantos por mis labios no dichos
y acariciando con ternuras de durazno
salobres llamas de inquietos maleficios.

Cuando cintilamos en temblores estelares
en el caracol de sombras nacen los nardos
de tus senos amantes, y los malabares
derramados alrededor de sueños largos.

Entonces de tu vientre parten veleros-mares
a otras orillas,
mansos cual luceros ciegos.

Rómulo Ledezma Márquez
8 de Febrero del 64.


PORQUE LA POLÍTICA SIEMPRE ES ALGO PERSONAL

     Estos días pienso mucho en mi padre, Rómulo Ledezma, a quien le decían El Diablo y El Poeta. Número de prontuario en la Seguridad Nacional 16.634. Detenido el 21 de mayo del 57, con 22 años, para "averiguación relacionada con una presunta huelga estudiantil".  

   Dice J.A. Catalá que "perteneció al cuarto grupo de secuestrados políticos enviados desde Caracas a la Cárcel Nueva de Ciudad Bolívar". Aunque a mi siempre me dijeron que estuvo en Guasina, aquella isla maldita de paludismo, disentería y violencia de la que casi nadie sabía.


      Me cuentan que mi abuela Carola, su madre, lo buscaba desesperada y le negaban que estaba preso. Los miembros de la SN bajo el mando de Pedro Estrada le hacían desplantes. Mi abuela, una mujer llanera, recia, fuerte como un roble, madre de 6 hijos, no abandonaba su lucha. Me cuentan que a mi padre lo torturaron. Lo montaron en el rin, le pusieron electricidad, lo ahogaron en el barril y lo mantuvieron preso por casi 1 año durante el cual sufrió frecuentes golpizas. Compartió celda con Ramón J. Velázquez y lo inyectaba aunque nunca recuerdo por qué. 

     Estos días, de veras, pienso mucho en mi padre. 


     Ese joven que luchó contra la dictadura durante años antes de su captura. Que fue cofundador del MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, y que conspiró por convicción. Cabeza caliente. De 1948 a 1958 se le acabó a mi padre la adolescencia y le llegó la adultez. Y había pasado tanto en ese tiempo. Ese 23 de enero de 1958 no sólo caía la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, imagino que ese habrá sido el cumpleaños más alucinante que mi padre haya tenido en su vida.



     Nueve años después, -dos hijos después-, mi padre moría de un tumor cerebral que siempre atribuí a los golpes que le propinaron en la SN. Para ser honesta no sé si fue así, aunque me parece una conclusión lógica. Aún conservo como uno de mis mayores tesoros el obituario en el cual toda la izquierda nacional lo despide. Es un papel amarillento, única prueba de que mi padre fue un luchador de la justicia social. Y un cuaderno de notas y un libro de Rimbaud y otro de Marx y Hegel y ese poema escrito a mi madre que más adelante transcribo. 


     Estos días pienso mucho en mi padre, pues la historia es cíclica y me parece que lo veo en los estudiantes que protestan. Y me imagino a Rómulo Ledezma con una máscara antigás organizando barricadas y liderizando alguna protesta. 

     Y es curioso lo relativo del tiempo -y de la percepción- porque hoy yo podría ser madre de mi padre cuando lo imagino con la capucha y la piedra. Y entonces se me alivia un poco el corazón. 

     No es así los días que pienso que perdí a mi padre por la Democracia y la Justicia Social y que de nuevo estamos en el mismo punto y que la Historia se repite. 


     Así que, días como hoy, prefiero verlo con capucha y con máscara antigás y con una piedra en la mano, luchando por un mejor futuro, repartiendo volantes, haciendo vida política. Y recuerdo las historias de mis tías sobre los allanamientos de la SN, sobre la persecución, sobre la Clandestinidad. Con mayúsculas. Una palabra que era realmente demasiado grande para la niña que escuchaba esas historias con los ojos muy abiertos. Casi tan grande como la palabra Dictadura. Y me acuerdo de que mi abuela materna decía que con Pérez Jiménez se vivía bien. Sólo había que cuidarse de "no meterse en política. No hablar de política".



     No hablar de política. No interesarse por la política. No cuestionar. No quejarse. Someterse. Conformarse. Invisibilizarse. Adular al poderoso. Mirar hacia otro lado. Callar. 

     Mi padre no hizo eso. 

     Sus hijos tampoco.


     Estos días pienso mucho en mi padre. Son días de furia. Días de gas. Días de resistencia. Días de rebeldía. Días de capucha, máscara antigás y piedra. Días de angustia y de madres que, como mi abuela, buscan a sus hijos. defienden a sus hijos. No se rinden. Días de madres estoicas y de jóvenes tercos. Valientes. Y sé que mi padre no habría estado de acuerdo con ninguna dictadura, fuera ésta de derecha o de izquierda.  

     Si. Estos días pienso mucho en mi padre. 

     Me acompaña su esencia libertaria, su rebeldía, su coraje y su inteligencia. 

   Si me concentro un poco, lo veo allá, a lo lejos, flaco, orejón y desgarbado, con una franela vieja, lanzando una piedra.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Dìa 30 de protestas.12M

La convocatoria del Movimiento Estudiantil a Ciudad Banesco era para las 10 am. Son las 10: 45 y aùn no he salido de casa. Casi al trote llego a la Av. Principal de Las Mercedes y encuentro alrededor de 100 personas caminando hacia Bello Monte. Me relajo. Veo una pancarta que lleva un señor de alrededor de 60 años: "Tan lejos de Dios, Tan cerca de Cuba". La gente, en su mayorìa jòvenes y padres, va contenta, decidida.

Llegamos al punto de reuniòn a las 11 y 20 de la mañana y el representante de la Unimet toma la palabra. Es suave, casi gentil:"Esta no es una lucha entre venezolanos. Esta es una lucha contra un gobierno represor". Le cede el turno al lìder estudiantil de la Universidad Catòlica de Santa Rosa. Es pequeño, casi diminuto, pero su verbo es màs preciso, casi feroz: "que sepan que los estudiantes no le vuelven a pedir ningùn permiso para ir a Libertador porque las calles son del pueblo. Que sepan que aqui està el Este y el Oeste. Està Antìmano, està Catia, està Caricuao" La gente grita y aplaude. Hay muchos jòvenes con pancartas y padres y madres y abuelos. El sol està fuerte pero nadie parece notarlo.

"Nosotros no vamos a luchar pueblo contra pueblo. La lucha es ahora o nunca por el paìs y el que se cansa, pierde" continùa el líder de la UCSR cuyo verbo va entusiasmando a la gente que ya colma de Ciudad Banesco hasta la mitad de la Av. Principal de Bello Monte. Son las 12 y algo. "Nosotros no tenemos armas. Tenemos gorras. Tenemos banderas. Tenemos a nuestras madres que desde pequeños nos enseñaron a ser valientes. Nosotros, los jòvenes, sì tenemos los cojones para acabar con este peo, chico!" concluye y la gente lo ovaciona. Pide un minuto de bulla y el ambiente casi recuerda una samba. Casi saliendo grita: "¡Nosotros no nos arrodillamos!". Todos corean ¡Estudiantes, Estudiantes! y las palmas al aire."¡Viva Venezuela, carajo!La calle es la salida y Venezuela es la llamada"cierra el joven. Me he detenido al lado de un carrito de frappe. Segundos atràs me preguntaba què pensarìa este muchacho que escuchaba con tanta atenciòn al dirigente estudiantil. No tengo ni què preguntar. El muchacho aplaude. That`s my cue.

-O sea que tù estàs de acuerdo, le preguntò. 
-¡Claro! responde sin pestañear.
-Y¿ por què? insisto.
-Porque estoy cansado de hacer cola, por la falta de oportunidades. No es posible que mi pareja es licenciada y yo gano màs que ella como buhonero. Quiero un paìs con oportunidades. 
Tiene 26 años y se llama Josè Conde.

Luego toma el micròfono una dirigente estudiantil de Trabajo Social de la UCV. Con voz muy suave : "Le decimos al gobierno que no nos importa que nos van a quitar el pasaporte, la visa, lo que les de la gana, porque nuestro futuro es aqui en el paìs" Varias veces ha utilizado la palabra caramba. Algunos chicos se rìen. Pienso que alguien debe enseñarle el valor de un carajo bien dicho en el momento preciso.

Toma la palabra Juan Quintana, lìder estudiantil de la Universidad Alejandro Humboldt, quien arranca diciendo: "Todos los dìas las personas salen porque tienen una idea y esa idea es que queremos una mejor Venezuela.  Pero no nos dejen solos a los estudiantes en la calle. Nuestro reto es generacional. Nuestro reto es reconstruir a Venezuela y espero que nos acompañen en esa lucha."

Sube otra dirigente estudiantil. Màs aguerrida, menos tìmida. No alcanzo a escuchar su nombre. "Treinta dìas de protesta. Si. Pero van màs de 15 años de lucha. Hay que seguir. Nicolàs Maduro no te tenemos miedo. El movimiento estudiantil està en la calle y no le comemos cuento a Jorge Rodrìguez tampoco". Sube alguien màs y mientras habla la mujer color canela de alrededor de 55 años le grita: "¡Èchale a Maduro!" El chico que tiene el micròfono no la escucha y sigue: "para aquellos con planes macabros: la voz del estudiante no se calla porque es el eco de la voz del pueblo que no està dispuesto a callar". Y remata "porque aquì los legìtimos somos los estudiantes y no este gobierno balurdo y chimbo que se hace llamar democràtico".

Ya son màs de las 12 y entre discurso y discurso los estudiantes dicen estar ya listos para que la marcha arranque. Alguien comienza a cantar el Himno Nacional y todos se suman. Suena apagado. No alegre como otras veces. Pienso que ùltimamente rezamos el Himno. Si, lo rezamos. Cada vez que se canta el Himno Nacional en una marcha es como si quienes protestan se envolviesen en un manto sagrado, un escudo. Hay algo de religiosidad en ese ritual.

Me encuentro con Luis Teràn, el vendedor de mandarinas con quien hablè hace un par de semanas. Lo saludo como quien se reencuentra con un amigo de infancia. Me dice: "he pensado en usted". "Y yo en ti, Luis, pero hoy llegaste tarde. Tienes eso full de mandarinas". Se rìe. Le digo que cuando la marea baje lo llamarè y le pregunto por su familia. "Chao, Luis". "Espere, tome". Me regala una mandarina.

Una consigna màs para calentar: 
"Defensora, Defensora què cagada se te ve.
Mientras matan estudiantes, 
tù la cagas en tv"
  
Finalmente la marcha arranca. 
Hay algo de tensiòn en el ambiente.

Los estudiantes de la UCV van a la vanguardia, los siguen los de la Simòn. Cantan mientras caminan: 
"¿Por què, por què? ¿Por què nos asesinan?
¡Si somos el futuro de Amèrica Latina!"

 Me tropiezo con un chico muy joven de 23 años, estudiante de la UCAB. Caminamos el uno junto al otro mientras me cuenta: "yo no he tirado ni una piedra. Mi misiòn es devolver las bombas lacrimògenas para que no se disperse la gente". Me habla muy serio, con algo de tristeza. Es un muchacho precioso pero hay en èl como una decepciòn, un dolor. "Yo esperaba ver màs gente hoy" se queja. Le digo que vi mucha gente atràs. Y le preguntò que si èl cree que hoy estàn màs tensos. Me dice que si, que ha habido muchos rumores. Los colectivos. "Esto ya lleva 15 años. Y en todo ese tiempo el gobierno ha armado a la gente. Y nosotros sòlo salimos con piedras. No es justo. Y ¿cuàndo van a salir los de 30, los egresados? Y claro, los polìticos obviamente se aprovechan de que uno tiene 23 y no tiene nada que perder, que es un loco. Pero ¿cuàndo se va a unir la sociedad? Lo ùnico bueno es que realmente hay mucho chavista arrecho y ellos se han ido uniendo a la lucha." Me despido. Su tristeza es casi contagiosa. Pienso que no tiene nada de loco. Que es quizàs màs serio que algunos de 50 que he conocido.


Vamos caminando por Las Tres Gracias y subimos por San Pedro. Hay algo de desorden pero los estudiantes no retroceden. Van cantando. "¡Estudiantes! ¡Estudiantes! ¡Somos estudiantes! ¿Què queremos? ¡Libertad!" Y luego cambia la consigna. Es para la gente que los ve pasar desde las ventanas de sus casas: Si quieres democracia, baja de tu casa. La gente sale a la puerta de los negocios. Un alto porcentaje de ellos graba la marcha con sus celulares. Los otros miran, desde la incomprensiòn hasta el abierto rechazo. Otros, desde las ventanas, apoyan, asienten discretamente.


A las puertas de la UCV alguien pasa con una pancarta "Basta de discursos hipòcritas" Saludo a la Rectora Cecilia Arocha que camina con los ucevistas. Ella sonrìe animada.Lleva el ritmo de los muchachos. Pocos metros despuès noto una miniconmociòn. Ha llegado Marìa Corina Machado. Todos quieren una foto. Caminamos ya al lado del Clìnico Universitario. Mèdicos, enferemars y otras personas han salido a los balcones. Los muchachos los saludan Ellos aplauden. Los muchachos se emocionan. Se sienten apoyados. Gritan màs consignas. Uno de ellos mismos dice que frente al Clìnico no porque hay enfermos. Callan. Pocos metros despuès alguien les grita Bravo! desde el Instituto de Inmunologìa. Se emocionan de nuevo y ahora no hay quien los calle.

Veo a un chico muy joven en uno de los laterales hablando por telèfono. Me detengo a conversar con èl. No me da su nombre. Tiene 18 años, es de Valera y estudia en la UCAB. Me cuenta que Valera ayer estaba militarizada y que a un primo suyo le dispararon 17 perdigones en un costado. Le pregunto ¿Por què estàs aqui? Responde: Porque quiero un mejor futuro y porque no me aguanto las mentiras del gobierno. Yo soy un buscador de la verdad" Y no tienes miedo? No tengo miedo. Sin embargo no me mira a los ojos cuando lo dice. Tengo fe en que esto va a despertar al pueblo venezolano. Yo nacì aqui. Igual que ellos. Esto es mìo".

A la 1:03 minutos de la tarde nos topamos con una graduaciòn de Inspectores de Salud Pùblica. La promociòn total roza los 400 pero en la PLaza del Rectorado hay menos de 20 regados por ahi. Se solidarizan con los estudiantes. e toman fotos. Conversan. Le pregunto a una de ellos, Ismary Betancourt, si està de acuerdo con las protestas y por què: Me dice "Si. Porque esto no sirve. enemos que lograr una nueva Venezuela."

A la 1 y 23 minutos todavìa no hemos salido de la UCV. EStamos detenidos pues los estudiantes estàn negociando el permiso. Con un megàfono una chica de voz muy chillona anima a la gente y explica que les han dicho que la marcha oficialista va pasando por Plaza Venezuela y que una vez termine, podremos abandonar el recinto universitario y seguir hacia la Defensorìa del Pueblo. Que sòlo son 10 minutos màs. Otra de ese grupo toma el megàfono y dice: "Deebemos aprovechar este momento de la Historia. Podemos cambiar la Historia."

Veo a alguien que ha sacado una viandita y come spaguetti. Te lo preparò tu mamà. No, me lo preparè yo. No he desayunado. Buen provecho. Alrededor muchos estàn comiendo, aprovechando esta parada forzosa para beber algo, tomar un helado, conversar. Los ànimos se enfrìan un poco. Van pasando los minutos displicentemente. A la 1 y 55 de la tarde, cuando ya he hecho algunos retratos a las puertas de la UCV al borde del piquete de la GNB, deciden que la marcha va a continuar. Que se han cansado de esperar. No sè si al final les han negado el permiso o què. La vanguardia son chicos de 20, 22 años. He conversado con algunos con menos de 17 años. Con la bandera cual capa y los sùperpoderes que otorga la invulnerabilidad de la inocencia, de la convicciòn de poder cambiar el mundo. Y la mirada limpia. Sonrisas francas y curiosidad. Tienen màscaras antigàs de manufactuira casera. Hay algunos que reparten vinagre o Maalox. Le pido a uno de ellos un poco de vinagre, por si acaso, y me explica.

-Si es gas verde, acuèrdese que el vinagre lo potencia. 
-Ah, ok. Gracias. 

Algunos un poco màs paranoicos rechazan en primera instancia que tome fotos. Les explico. Les muestro mi identificaciòn. Algunos ceden. Es evidente que la campaña de persecuciòn en contra de los estudiantes que protestan ha tenido su efecto. La confianza es un bien escaso entre algunos de ellos. 

A las 2.21 lanzan la primera bomba lacrimògena. Estoy atrapada en medio de una masa de estudiantes. Siento claustrofobia y empiezo a devolverme. No tengo màscara antigas asì que no hay discusiòn posible. Debo reconocer que siento miedo. Si quedo atrapada acà me van a gasear sin piedad. Como a los estudiantes. Cuando llego a las puertas de la Universidad no logro caminar. No sè si estàn cerradas o es simplemente el gentìo. Me escabullo por la derecha y veo a algunos chicos escalando la reja de 3 ò 4 metros. No lo pienso dos veces. Me monto y escalo yo tambièn. El aparatoso descenso cobra una vìctima. He pateado a alguien. En medio de la confusiòn no me da chance de disculparme. Mucha gente està retrocediendo. Se siente el sabor càustico del gas. Y el olor. Me cuesta respirar. Voy hacia atràs buscando aire. Algunos de los chicos y las madres tienen los ojos ya rojos. Un poco màs adelante encuentro a un grupo de gente asistiendo a un muchacho al que le han arrojado un objeto contundente a la cabeza. Sangra. Alguien me regala Maalox para echàrmelo en la cara.

Cuando ya estoy cerca de un àrbol la gente empieza a correr. Me pego al tronco y tomo un par de fotografìas. Al fondo, a la entrada se ve el gas. La espesa nube del gas que le lanzan a los estudiantes en el gobierno de Nicolàs maduro. Pienso que mejor salgo por la puerta de atràs. Camino con alguna gente. Me monto en la Estaciòn de Ciudad Universitaria. Faltan 5 minutos para las 3. Quince minutos despuès estoy en Chacao, pues las estaciones de Sabana Grande y Chacaito estàn fuera de servicio comercial. En el Metro està la gente que trata de hacer su vida normal. Pero nada es normal. Hay tensiòn. Tanto entre los que huimos del gas como en los que rehuyen el contacto visual en el subterràneo. Todos sabemos que hay mucho pasando. 

Salgo a la superficie en la Estaciòn de Chacao por la Calle Èlice. parece una escena de una pelìcula de ficciòn. The Day After. Apenas si logro imaginar lo que vivieron los vecinos la noche anterior. Quedan los destrozos para atestiguarlo. Poco a poco todos nos perdemos en la calle y a lo lejos veo a alguien que insistentemente lleva una pancarta que dice: "A mi no me pagaron 5 000 Bs por venir" en referencia a la denuncia del Ministro de Justicia, Rodrìguez Torres, quien asegurò que los estudiantes son prepagados. 

Llego a casa y veo las fotos. Los estudiantes con los que hablè, los que no quisieron darme sus nombres, respiraron hoy paz. La de Maduro. Se habla de màs muertes por represiòn. Y màs ataques en Altamira y la Isabèlica. Una ùltima cosa: la represiòn no está doblegando a la gente. Si està teniendo algùn efecto es el de la desconfianza, el de la sospecha del otro y el de la furia. ¿La calle? La calle està prendida. Y los estudiantes se han declarado dueños de ella. Pero como dijo uno de ellos: "No nos dejen solos. Nuestro combustible son ustedes".

Dìa 30 de protestas y seguimos contando.


martes, 18 de febrero de 2014

Cronologìa personal 18F

7:50 am Aùn semidormida veo pasar por la autopista unas 50 motos de la GNB en sentido Oeste:Este. Pienso que què sentido tendrà eso si la marcha es en Chacaito.

10:15 am Bajo en el ascensor y ya en el pasillo del jardin que me lleva a la salida veo un contingente de motos de la GNB y una ballena. Me pregunto si serà una señal de còmo viene el dìa.

10:16 am Me encaramo en un muro y tomo varias fotos bajo la incòmoda mirada de algunos de los GNB.

10:18 am La Presidenta de la Junta de Condominio viene a conversar conmigo sobre los ùltimos incidentes. Su hija vive en Bello Campo y ha estado casi en primera fila de los ataques con lacrimògena a los estudiantes.

10:20 am Como al descuido me dice: ah, te iba a llamar para avisarte: hay leche en el abasto.

10:20 y medio am Pienso: "Que me esperen en Chacaìto. Tengo que comprar la leche primero". Hace màs de 10 dìas que no tomo cafè con leche y tengo una verdadera abstinencia.

10:23 am Cruzo la calle al mismo tiempo que uno de los taxistas de la lìnea taxi de la esquina. Muy amablemente me ayuda con la caja de leche descremada y sugiere que nos pongamos en la cola de efectivo. Me cuenta que la leche ya està en 28 el litro. Son 336 Bs la caja. La ùltima vez la paguè en 250 y algo. No importa. Tengo leche! Serà otra señal del dìa?

10:30 am Me despido del taxista, cargo la caja hasta mi edificio y le tocò a la "trabajadora residencial" -ya iba a decir conserje- y le pido por favor que me guarde este tesoro hasta la tarde.

10:40 am Ya en la avenida principal de Las Mercedes veo a la gente desplazàndose a Chacaìto. Mucho movimiento, mucha pancarta, mucha contentura.

10:42 am Un vendedor de gorras tricolores lo tiene muy claro: "mira que si no tienes la gorra es como si no hubieses venido." Eso se llama conocer tu mercado.

11:00 am El grupo con el que me iba a encontrar no ha llegado a la esquina acordada. Mido la temperatura de la protesta y me entero que no la van a dejar salir de Chacaìto. Prohibido el ingreso al Municipio Libertador.

11.10 am Llego hasta el vendedor de mandarinas. Un chico joven de mirada triste. Le pregunto que opina de las protestas, si està de acuerdo. Me cuenta que claro que està de acuerdo. Que èl vende mandarinas pero es como si vendiera drogas porque tiene que correrle a la policìa. Que vive en un hotel donde paga 5 mil bolìvares semanales. Vive allì con su mujer y su niña de 3 años. El gobierno no le ha dado nada aunque lo ha intentado. Màs le ha dado la oposiciòn. me entristece. Cuando le pregunto si quiere decirme algo màs antes de irme me dice: "què bonito fuera que dejàramos de matarnos unos a otros" Se llama Luis Teràn, tiene 25 años y una desesperanza y angustia que abruman. Casi me provoca abrazarlo.

11:25 am Luego de màs de 40 minutos entrampados en Chacaito y con un piquete de la GNB resguardando la entrada a Sabana Grande, una señora clase media cualquiera comienza a arengar a la gente: hay que irse de aqui, caminemos por esta calle y busquemos una salida. No provoquemos nada" Perezosamente la gente le hace caso y comienza a caminar casi por inercia. Sigue llegando mucha gente.

11:30 am Le pregunto a un vendedor de gorras que què opina de las protestas. No quiere hablar. A regañadientes dice: "yo no como de ninguno de los dos lados".

11:40 am Un señor distinguido, de unos 70 años, que va en contraflujo le comenta a su compañero: "creo que los demonios se estàn desatando".

11.41 Veo a una señora con un extraño artefacto de protesta. Mi mente sugiere una explicaciòn pero la rechazo. Le pregunto: "Señora, eso que lleva ahi tiene algùn significado? Claaaaro -me responde- son el par de bolas que se necesitan pa salir a protestar. Eso pensè. Le respondo. Dejeme hacerle una foto.

11:50 am Luego de un serpenteo eterno entre un rìo de gente llego al edificio Sudameris. 3 chicos intentan montarse en un àrbol en la esquina en diagonal. La masa, fascinada, los mira rièndose. Y de repente empiezan entre risas a auparlos: Si se PUEDE, si se PUEDE, si se PUEDE! Enseguida, casi sin transiciòn, alguien dice que ve a Leopoldo Lòpez y comienzan a cantar el Himno Nacional. De la risa a la solemnidad no ha pasado ni un minuto.

11:55 am Intento ver a Leopoldo. Veo a alguien flaquito de sweater blanco al fondo. Pero en realidad, para lo que lo veo es mejor decir que no lo veo. Y, ademàs, me estoy asfixiando. La gente grita: "Leopoldo amigo, la gente està contigo!" Miro hacia arriba y se me ocurre que si tan solo alguien me dejase entrar a uno de los edificios a hacer fotos desde arriba serìa super cool. Con esa idea en mente empieza la odìsea de atravesar el gentìo en direcciòn a la Torre Europa..

12:00 Mientras trato de ejecutar mi plan de ir en contracorriente pasa Julio Cèsar Tercero Venegas sintièndose como Keith Richards. Lo saludo. Recuerda mi cara vagamente pero no sabe quièn soy. Sigo.

12:01 pm Escucho alguien diciendo una poesìa. ¿Una poesìa? Me volteo y es un chico jovencìsimo ya egresado de Fìsica de la UCV. La elecciòn del poema, muy desafortunada, pero sin duda me hizo reir.

12:10 pm Llego hasta la Torre Europa. Hablo con el vigilante. NO. Òrdenes son òrdenes. Decido descansar unos minutos y aprovecho la sombra para cambiar el gran angular por el teleobjetivo. Tengo la esperanza de captar a Leopoldo, a la GNB, a alguien desde la distancia.

12:12 pm: Me despido de mis amigos de recodo en la Torre Europa y descubro que me estoy deshidratando. Decido comprar un raspao. Oh, sorpresa! Hay cola para comprarlo. La hago. Conozco a una pareja encantadora que me agradece estar haciendo fotos e informando. e sienten desasistidos por los medios. Me siento un poco avergonzada por esas alabanzas que no me merezco.

12: 31 pm Me encuentro con Gaby y Abelardo, hija y yerno de mi vecina, la Presidenta de la Junta de Condominio. Me cuentan todo lo que han visto en estos dìas de protestas. Còmo los Guardias Nacionales han destrozado las motos de los muchachos, còmo los han golpeado, còmo los han robado. Me despido.

12:35 pm Aùn con el raspado en la mano entiendo que debo cambiar el lente. Muy oportunamente se me ocurre hacerlo en una sombra en la acera. Coloco la capucha, coloco el raspado y oprimo el botòn para liberar el tele y volver al gran angular. Justo en ese momento la gente empieza a correr en pànico. Corren como si viniese la ballena. En esos microsegundos pienso: "Me van a pasar por encima. Me van a tumbar. El Lente" La Càmara" Calma" Todo eso sin todavìa moverme de sitio. No corro. Recojo el lente y la capucha y el raspado. Camino despacio. la gente se ha agolpado en un pequeño negocio y ha corrido por su vida. Me parece un milagro que nadie haya caido. Aparentemente eran motorizados. La gente està alterada. Se respira un clima extraño. Una ansiedad. Es miedo.

12:40 pm Termino mi labor de cambiar el lente en un recodo màs resguardado que el anterior. Converso con una señora que ahora fuma. Cuando termino le deseo suerte y subo hasta la esquina de Banesco. Allì descanso bajo una sombra, me como el raspado y observo: Es cierto. Hacìa mucho tiempo que no veìa una manifestaciòn en la cual la gente estuviese tan nerviosa. 2002 vuelve a mi mente. Y 2004 y 2005.

12:46 pm Decido caminar hacia el Este. Buscar vìas de salida por si acaso hay razones para temer. Con este asma una gota de gas lacrimògeno y ...Un muchacho de megàfono amarillo habla con los estudiantes. No se oye. Igual que no se oìa a Leopoldo. Explica que se van a retirar y anunciaràn nuevas actividades pacìficas en los pròximos dìas. Camino hacia Chacao. Necesito beber algo. Antes de irme alguien me desmiente el rumor que ha corrido de que Leopoldo està preso.

1:05 pm Llego a una panaderìa que està abierta. Compro un refresco y hago otro alto. Hoy el sol està que pela. Salgo al escuchar algùn movimiento. No pasa nada. La gente sigue retiràndose. Me pregunto cuàl serà el nuevo plan.

1:15 pm Pasan los estudiantes coreando "Y no, y no, y no me da la gana, una dictadura igualita a la cubana".

1:16 pm Tomo algunas fotos. Camino ràpido persiguiendo a una familia completa que ha venido a protestar,incluido un niño de no màs de 6 años. Quiero una foto. Luego de eso empiezo a caminar en contramarcha. Tomo màs fotos. Si, es verdad, en esta marcha hace falta màs pueblo.

1:40 pm Me paro en el kiosco de la esquina de enfrente de la Estaciòn de Metro Chacao .cerrada, claro- y pregunto cuànto cuestan los frutos secos surtidos. El señor le responde a la muchacha a mi lado: son 50 Bs. ¿50? casi grito yo. Y la muchacha me saca de mi error. El señor le echa broma y le dice que ahora ella le debe 30Bs porque tal vez èl pudo venderme los manìes a 50 y ahora debe vendermelos a 20.

1:55 pm Me reencuentro con la pareja de la cola de raspados. Noto que ella viste una franela de Capriles Radonsky y le pregunto: hola, otra vez, què opina usted de la postura de Capriles ayer? Ella es muy suave, muy polite. Cuando finalmente entiendo algo es que le parece vàlida, que Capriles debe defender una posiciòn. Su esposo, Luis Reyes es mucho màs frontal y con puntos de vista màs precisos: "Uno de nuestros grandes errores como oposiciòn ha sido el extremismo. Hemos sido muy extremistas y eso ha favorecido a este gobierno. Fijate lo que pasò en 2005" ..."Leopoldo es muy visceral, Capriles es màs centrado"

2:20 pm Camino confiada hacia mi casa. Planeo mentalmente pasar por el supermercado y comprar pan y jamòn. Cuando voy por la Alameda veo al fondo estudiantes caminando por la autopista Francisco Fajardo. No puede ser! Esto no se habìa terminado? No iba yo a almorzar en paz?

2:25 pm Decido irme hasta mi calle y subo la montañita para pegarme a la cerca que nos separa de la autopista. Enseguida un policìa de Chacao se acerca y me dice: señorita, no puede pasar por ahi. Le digo que no se preocupe, que lo que quiero es tomar una foto y que no voy a pasar por el hueco de la cerca. Me pregunta que si soy periodista. Le digo que si. Y le digo que si quiere ver el carnet. me dice que no hace falta. Lo saco igual y lo ve. Se relaja. Ademàs yo vivo ahì. Le digo. Me dice que su familia es de Maracaibo y que allà la gente no sabe nada de lo que està pasando, que està completamente desinformada. Le cuento algunas de las ideas que estàn llevando a cabo algunos colegas y no colegas para  convertirse en suerte de editores.reporteros ciudadanos. Nos despedimos muy cordialmente.

3:00 Entro a mi casa. Veo a los muchachos a lo lejos. Le monto el tele a la càmara otra vez y chequeo twitter. Compruebo que Leopoldo, efectivamente està preso y que Diosdado Cabello en un carro que vuela lo traslada a una càrcel fuera de Caracas. Las noticias que llegan de Valencia y Maracy son terribles. Màs muertos, màs heridos. Veo, ademàs, las fotos del ABC y alucino: la multitud reunida es francamente enorme.

3:15 pm Decido que hablarè con los vecinos del PH. Por primera vez en 30 años subirè a esa azotea.

3:17 pm No tengo ni que terminar de verbalizar mi pedido, sùoer amablemente los vecinos me abren sus puertas de par en par. Uno de ellos sube una escalera y la coloca en la platabanda para que la suba. Subo càmara en mano y yo, que volaba parapente:siento una suerte de vèrtigo. Le digo al chico de sonrisa amable que sostiene la escalera que el rollo va a ser bajar...

3:18 PM Hay otra escalerita verde que lleva al punto màs alto del edificio. La subo. Una vez en la platabanda tengo una vista genial de una gran parte de la autopista. De Chacaito al CCCT. Eso si, lo del vèrtigo es en serio.

3:32 pm Llegan otros vecinos y se sorprenden de que yo estè allì. Me fastidia un poco. Sigo tomando fotos.
Luego todo deriva en una charla social y en los cuentos de los ùltimos dìas. Pasan motos y una reuniòn de motorizados tiene lugar abajo en la autopista. Unos muchachos, minutos màs tarde, notamn que estamos arriba y nos sonrien. Tomennos una foto! No deben tener màs de 20. Les tomo la foto.

3:40 pm Se ve un fuego a lo lejos. Alguien ha encendido los escombros. Una humareda negra comienza a subir hasta el cielo.

4:00 pm Bajo las dos escaleras. Doy las gracias advirtiendo que si todo se prende puede que vuelva y me propongo almorzar. Aparentemente Maduro ha estado en cadena. No lo escuchè.

4:30 pm Comienza a llover.

6:30 pm Todo vuelve a empezar. Fuego. Humo. Motorizados por la autopista y por El Rosal. Ha caido la noche. Este es el dìa 12  -no estoy segura- de las protestas contra un gobierno que se niega a reconocer que ha torturado a los estudiantes detenidos. Los estudiantes no estàn dispuesto a olvidarlo.

Cuando termino esta lìnea alguien me pega un susto de muerte: una cacerola solitaria se activò a todo lo que da. Alguien desde la calle grita ¡Abajo la dictadura! ¡Abajo!

Y volvemos a empezar...






jueves, 9 de enero de 2014

Actos de fe y una propuesta

Bueno, no. Este país no es una mierda. Este país no es una desgracia. No es una desgracia su gente. En todo caso, este gobierno si es una mierda. Y son cosas bien distintas. 

Al país lo conforma su gente, sus tradiciones, sus valores y una certeza intangible de que vamos a hacia un lugar todos juntos. El gobierno es un grupo de servidores públicos que no constituye más que una coyuntura histórico-política. Un parpadeo. 

Desde luego que si el gobierno tiene como política de Estado el exterminio de todo un segmento de la población eso es, prácticamente, una limpieza étnica y el lugar a dónde vamos es un precipicio, un barranco profundo. Y es perfectamente válido que el instinto de supervivencia aflore y que el mecanismo de fuga se dispare. El mundo está lleno de campamentos de refugiados para demostrarlo. El problema es que, cada vez que uno de nosotros se va, somos menos país. Somos menos país hoy y menos país mañana, cuando la Historia pregunte qué hicimos para detener esta barbarie.

La pesadilla de los últimos tres días me había dejado muda. Con el corazón fuera del pecho. El estupor fue tal que ni siquiera dio paso a la indignación o la arrechera. Pero, entonces, tuve que leer tantas veces "este país es una mierda", "este año si me voy demasiado" o "más nunca piso Venezuela" que algo empezó a hervir dentro de mi, una suerte de sublevación del gentilicio. Porque para mi el gentilicio no es una cruz ni una oportunidad, es un compromiso. El compromiso de hacer de esta tierra y de esta gente -mi gente- el mejor país posible. Por eso insisto en quedarme. En resistir. Ya sé que con un gobierno vandálico esto es muy difícil de lograr. Luego de 15 años es bastante claro. Pero es que cada vez que alguien se va -por válidas y comprensibles razones personales- todos perdemos.

Y, quizás esto sea idealismo radical, pero ¿acaso Maya no se merece que sigamos resistiendo? Que construyamos el mejor país posible para que, de una forma extraña, la muerte de sus padres cobre con el tiempo algún sentido?

Leí algunos posts hermosos pero perturbadores, sentidos pero equivocados. De gente generosa, hablando desde su corazón, pero que está convencida de que los que estamos aquí, los que insistimos en quedarnos, hemos perdido nuestra dignidad por la escasez de papel toilette. ¿En qué momento, cuándo sucedió que mi dignidad como persona y ciudadana se vinculó al papel toilette? No lo comprendo. No me siento doblegada, ni quebrada. No he hecho cola para comprar electrodomésticos a "precio justo"...

Y entonces, además, la ráfaga de lástima e incomprensión combinada con el alivio de "gracias a Dios que ya me fui" me golpeó durísimo. Casi más que la muerte de 24 mil venezolanos este año. Quedarme aqui ha sido y sigue siendo una postura política. Y un acto de fe. Un acto consciente que alimento cada mañana cuando me enfrento al noticiero. Un acto de coraje y valentía porque requiere una templanza obstinada seguir creyendo que, de algún modo, tú como individuo puedes aportar alguna luz a una oscuridad tan tremenda.

Y un acto de rebelión. Porque este país es mío. Tan mío como el más rojo de los rojos o el narco más  terrible o el sicario más temible. Es  mío y no pienso dejar que me lo quiten. No cedo mi espacio. No tengo miedo. No me da la gana.

No. Esta no es una crítica a quienes se fueron o ya están haciendo maletas. Irse es una opción y siempre existen razones personales. Quizás mi resistencia se agote y yo también tenga que marcharme algún día.  Pero no me digan que se van porque el país es una mierda. Porque el país no es el gobierno, el país somos todos y cada uno de nosotros. Y es Maya. Y era Mónica con su banda de Miss Venezuela. Y seguirá siéndolo si logramos aprender que el escapismo no puede ser la única vía. 

Es verdad que este país se nos ha convertido en una herida. Lo que propongo es que la sanemos. Porque eso es lo que es esto: una propuesta. La propuesta de que todos nos convirtamos en padres de corazón de Maya y nos comprometamos a no perder la paciencia, nos comprometamos a buscar una salida que nos incluya a todos y ese "todos" supone la reinserción social de esos muchachos que esa noche decidieron equívocamente que la vida de Mónica y Thomas estaba en sus manos para disponer de ella.

Generalmente nos preguntamos qué hacer con los menores cuando se convierten en un peligro para la sociedad, con los azotes de barrio. Pero nos negamos a preguntarnos ¿Qué hacer con una sociedad que está llevando, por un lado, a menores de edad y a jóvenes en los barrios a una situación de violencia extrema, de pérdida de sentido de la vida -de la propia y de la ajena-? Y, por el otro, a los jóvenes de clase media  a ser expulsados lejos del país al que podrían aportarle tanto? ¿Acaso no estamos alimentando una sociedad de parias? ¿No estamos, de algún modo, renegando de nuestro futuro como nación?

Y no. No creo que sea atribuible al éxito de la limpieza social ejecutada como terror e inseguridad como política desde el Estado. No totalmente. Creo que es una responsabilidad compartida. Creo que nosotros, como ciudadanos, también tenemos el deber de reaccionar más allá de la huida o la parálisis. Maya lo merece. Mónica y Thomas lo merecen. Y los muchachos que mataron a sus padres, lo creamos o no, también lo merecen.

Así que si, quizás sea esta la propuesta de una idealista extrema. Lo acepto. Lo admito. Quizás hasta mea culpa. Pero éste no es un Estado fallido. No todavía. No es un país de mierda. Este lo que es es un gobierno fallido. Un gobierno de mierda. Entender la diferencia es fundamental para poder crear opciones de futuro.